El pesista mexicano, Víctor Badur Guemez, suma ya de tres, tres en la Olimpiada Nacional; y es que el deportista vale lo que gana, oro, luego de alzarse con la máxima medalla en un certamen de esta índole, además de ser su tercera consecutiva en los escenarios por arranque, envión y total.

“No quiero que sea la última vez que lo consiga, todos los años me preparo para lograrlo y que cuando me despida de la Olimpiada sea de forma invicta, quiero seguir mejorando mis marcas, incrementando mi nivel y seguir creciendo”, declaró el deportista de 14 años, quien desde su debut en 2013 no ha cedido el primer lugar en las competencias.

Además de ser uno de los más brillantes deportistas, por ser campeón nacional, ser observado y señalado por sus compañeros como el más fuerte, representa un honor para el seleccionado de Quintana Roo, que cerró de manera contundente su participación en las tres distintas modalidades, con diferencia de 43 kilogramos por total sobre el segundo lugar, el yucateco José López, producto de los 100 en arranque y 131 en envión que alzó.

“Es una emoción muy grande destacar como el mejor, me motiva y me da confianza, me siento más tranquilo para enfrentar lo que viene, sé que no me debo confiar pero es un gran reto seguir así y que no haya nadie que se acerque a mis marcas”.

Badur Guemez, que inició a practicar esta disciplina a los 11 años por invitación de un amigo con el que estudiaba en la comunidad de Felipe Carrillo Puerto, rápidamente mostró sus grandes cualidades alzando la barra, esas que un año después lo condujeron al Centro de Alto Rendimiento Deportivo de Chetumal.

Estaba en la escuela y un amigo de mi salón me invitó. Mi hermano también hacía pesas pero no me dejaba en un principio porque pensaba que al estar fuerte lo iba a molestar, pero a mí me gustaba, probé ese deporte, me encantó ese deporte y aquí estoy”.

Sin embargo, su formación en este deporte no fue de todo cómoda, ya que tenía que recorrer a pie el camino de su domicilio, ubicado en el corazón de la zona Maya, hasta el lugar de entrenamiento.

“Todos los días caminaba de mi casa a la Unidad Deportiva, no pasaba transporte por mi casa, está alejada de la ciudad, la única manera era por el caminito que hay, ahora ya hay calles más amplias, pero antes era así, de lunes a sábado, y ya el domingo descansaba”, comentó.

En el lapso de una hora que tardaba para ir y regresar a casa, en la cabeza de Víctor sólo pasaba el convertirse en el mejor pesista de México, además de que su desempeño le permitiera acudir a unos Juegos Olímpicos.

“No me importaba hacerlo, sólo pensaba en que quería ser el mejor, en los Juegos Olímpicos, es mi máximo sueño y de lograrlo sería el deportista más feliz, con eso recompensaría los sacrificios de muchos años y el tiempo alejado de mi familia”.

A pesar de no contar con una experiencia reconocida, el deportista ya se ha enfrentado a rivales que le superan en edad y en el papel calidad, pero eso es algo a lo que no le tiene cuidado, al contrario, encuentra en ello una motivación, tal y como sucedió en el 2013, durante su participación como seleccionado nacional en el Campeonato Juvenil Panamericano Sub 15 disputado en Texas, Estados Unidos, mismo en el que ganó los tres oros de la división de los 48 kilos, aún sin tener la edad requerida.

Ahora éste regresa a Chetumal para continuar con su formación tanto deportiva, como académica en el Centro de Alto Rendimiento, que en un fututo le permita portar el uniforme de México en los Juegos Olímpicos y terminar la secundaria, pensando en estudiar más tarde gastronomía y así convertirse en el mejor chef del país.