El comité organizador de los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro se puede ir tranquilo a su casa. El evento de mayor tensión en todo Brasil terminó sin incidentes importantes. Al menos, la prensa internacional no tuvo conocimiento de atrasos en el programa por manifestaciones, algún accidente por el estado de los inmuebles cariocas o una emergencia sanitaria que se preveía por el virus del zika. No. El gran protagonista fue el deporte.

Durante poco más de 17 días fuimos testigos del regreso de Michael Phelps para implementar un récord de 28 medallas para él solo, algo que ni siquiera algunos países pueden presumir en toda su historia. Reivindicado con su gente y la población estadounidense, el 'Tiburón de Baltimore', el heredero de Neptuno, pudo hacer de Río de Janeiro 2016 sus últimos Juegos Olímpicos, su madre piensa que Tokio sería el final; todo es decisión del atleta más rápido en el agua.

Por su parte, Usain Bolt también está en su ruta de despido, la diferencia con Phelps es que al jamaicano se le ve disfrutando cada competencia, cada metro ganado con su larga zancada y cada heat eliminatorio que avasalló entre sonrisas y bromas con su más cercano competidor. Flash, el hombre más veloz del planeta, ya voltea hacia el retiro y no rumbo al imperio del Sol Naciente.

En medio de un huracán de críticas, malos resultados y el recuerdo viviente de las peleas con las federaciones nacionales de los distintos deportes que integran el Comité Olímpico Mexicano, la delegación mexicana regresa a casa con cinco medallas a cuestas, ninguna de oro, pero todas con el valor de sobreponerse a las adversidades que se presentaron desde las oficinas de la Comisión Nacional de Cultura Física y Deportes (Conade) a cargo de Alfredo Castillo, quien no soportó tanta presión y se fue de tierras brasileñas justo antes de que Guadalupe González terminara en segundo lugar en los 20 kilómetros de la marcha femenil.

El titular de Conade deberá rendir cuentas ante las distintas instancias nacionales, porque no se olvida que en halterofilia no llegaron los uniformes a tiempo, porque la ganadora de plata en marcha no pudo viajar con su entrenador hasta Río de Janeiro, porque hay fuertes sospechas que la Federación Internacional de Natación castigó a los mexicanos en los clavados por su pelea con la organización del mundial de la especialidad en nuestro país y, para el anecdotario, parece que fue de luna de miel con su novia a Sudamérica con acreditación oficial, uniforme de gala y las ventajas que ni siquiera los familiares de los atletas tuvieron acceso.

Sin embargo, queda el pundonor de Misael Rodríguez con el bronce en boxeo. Valió la pena botear un año antes para ir al mundial y ganar su pase a estos Juegos. Venga Misael, tendrás buen futuro en lo profesional. También está la mentalidad ganadora de Guadalupe González cuando pidió perdón a los mexicanos porque no pudo traer el oro al Estado de México. Ningún otro medallista se disculpó como ella. De eso hablamos cuando se afirma que los atletas tienen más ética que los de pantalón largo. Ella es el ejemplo a seguir, pero ni siquiera ella sabe si lo hará porque sus lesiones le duelen cada día más. Su frase para la posteridad es que los dolores (de la lesión) son momentáneos, pero la satisfacción de ganar es para siempre. Grande, Lupita.

María del Rosario se va con sabor agridulce porque deseaba el oro, no obstante tiene los tres colores de metales en mismo número de Juegos Olímpicos, lo que ninguna deportista en su modalidad individual ha logrado hasta el momento.

Germán Sánchez se sacó la lotería con una estupenda ejecución de clavados desde la plataforma de 10 metros, pero esa lotería no viene de la suerte, sino del trabajo diario con su entrenador en el Centro Nacional de Alto Rendimiento y su fe en la divinidad, sea cual sea.

El que rompió la quiniela hasta de los expertos fue Ismael Hernández, si usted tiene un amigo que diga que es pentatleta, lo más seguro es que le mienta porque en el país deben ser muy contados quienes lo practiquen, si es que hay. De la nada, se colocó en el tercer peldaño del podio para convertirse en el foco de atención de propios y extraños con un bronce jamás soñado. La historia de éxito del país en estos Río 2016 es él.

Y podremos seguir destacando a Crisanto Grajales en el triatlón y a Claudia Rivas en la misma prueba pero femenil, a Dolores Hernández en su final a los 19 años en el trampolín de tres metros, a Diego del Real que llegó al cuarto lugar en lanzamiento de martillo, a las chicas de nado sincronizado, Alejandra Zavala en tiro deportivo, Bredni Roque en halterofilia, Paola Espinosa en el cuarto escalón de los clavados en plataforma, y muchos deportistas más que dieron todo para estar compitiendo, muy diferente a los fracasos que sólo dieron excusas.

Ahora, veremos a los deportistas aztecas que sí darán de qué a hablar en los Juegos Paralímpicos en la misma ciudad. Ello sí son de los mejores en sus disciplinas y categorías por lo que escuchan en varias ocasiones el himno nacional desde lo más alto del podio.

Botepronto: Vaya presentación de Tokio 2020 en la ceremonia de clausura de los Juegos. Mezclaron su tecnología con cultura milenaria, le agregaron a Super Mario Bros y Nintendo, y con pizcas de sus animes como los Supercampeones. Nos dieron ahí, justo en la infancia.

Préndela así, de volea.