Una de las historias de motivación más grandes en la NBA en este momento es sobre Gordon Hayward, quien tras vivir el mejor momento de su carrera en el Jazz hace un par de años, emigró a Boston con la intención de formar algo especial con Kyrie Irving.

Para su mala suerte, el escolta sufrió una fractura en el tobillo izquierdo tan sólo cinco minutos después de hacer su debut con el equipo. Tuvo que pasar un año, pero ahora, el jugador ha podido disputar minutos importantes de juego esta temporada y poco a poco va recuperando su mejor nivel.

Luego de empezar este ciclo con un límite de minutos con la intención de recuperar su ritmo, Hayward logró tener el mejor partido con los Celtics en su corta etapa al registrar 30 puntos, 9 rebotes y 8 asistencias en la  victoria de los dirigidos por Brad Stevens por 118-109 sobre los Minnesota Timberwolves. Tan solo promediando, 11 puntos y 5 rebotes, la gente se cuestionaba alrededor de la asociación sobre si Gordon podrían recuperar su mejor nivel y resulta que solo era tiempo el que le debían dar, ya que jugando con una seguridad tremenda en su cuerpo para alguien que viene recuperándose de una lesión de esa magnitud no es algo fácil pero da gusto que se pueda ver a uno de los mejores basquetbolistas de la liga recuperar su mejor forma.

Al término del juego, Hayward daba una entrevista en donde recalcaba la dureza del partido en el Target Center cuando sus compañeros llegaron con vasos llenos de agua a mojarlo, como una manera de recompensarlo por guiarlos a su tercer Victoria consecutiva. Cabe destacar que esta es la primera vez que un jugador de la “Green Machine” anota al menos 30 puntos, 5 rebotes y 5 asistencias viniendo desde la banca desde que Kevin McHale lo consiguió en 1990.