Aquellos fanáticos nacidos en la tierra del voleibol debieron esperar exactamente cuatro décadas para volver a pararse en la cima del mundo. Polonia volvió a ganar un Mundial tras aquella lejana victoria en México 1974 y lo hizo nada menos que en su casa y ante Brasil, la selección que dominó de punta a punta el nuevo milenio con tres consagraciones en tres campeonatos.
El anfitrión está de fiesta luego de la victoria 3-1 en la final. Fue en parciales 18-25, 25-22, 25-23 y 25-22. Pero poco les interesan los números a los 11 mil hinchas polacos que asistieron al Estadio Spodek de Kitowice.
Pasa a ser anecdótico que los dueños de casa empezaron con el pie izquierdo y que en el primer set fueron arrollados por el bloqueo de los sudamericanos. También quedará para la estadística que Mateusz Mika fue el goleador de la final, en el gran torneo del armador Mariusz Wlasly, quien estaba estudiado a la perfección por los brasileños. También queda en segundo plano el juego prolijo de los polacos en los tres parejos parciales que ganaron y las enormes defensas que hicieron sus jugadores.
Lo que más les importa a los fanáticos locales es esa indescriptible sensación de satisfacción y alivio, que quedará para siempre en la memoria de cada habitante del país europeo. Cuarenta años después, Polonia es campeón del mundo.
Por otra parte, Alemania venció a Francia en el partido por el tercer puesto. El encuentro se definió 3-0 (25-21, 26-24 y 25-23).