'Love and Bruises', la otra cara del amor
Foto (sin efecto): hollywoodreporter.

La historia gira en torno de Hua, una profesora que abandona Pekín y se instala en París, para encontrarse a ella misma. Allí pasa todo su tiempo en el apartamento y la universidad. Por accidente conoce a Matthieu, un obrero, y acaban muy enamorados. Pero él, debido a un deseo insaciable, la trata como a un animal, basando la relación en la violencia física y los abusos verbales (de aquí el título, Love and Bruises, que se podría traducir como Amor y Moratones). Cuando Hua decide volver a China y abandonar el joven francés, descubre la dependencia vital que ha llegado a desarrollar respecto Matthieu.

Una película donde el sexo es constante, pues la relación que, en un principio, parecía sentimental y pura, acaba siendo una basada en la dependencia carnal de los dos protagonistas. Unas escenas de cama muy duras y violentas, pues Matthieu no puede controlar sus deseos y, Hua, tampoco se opone. De ahí vienen los moratones. El francés también es muy celoso, haciendo que un amigo suyo la seduzca (que no lo consigue, con lo que su amigo abusa de Hua) o enfadándose cada vez que ella queda con sus amigos.

Una película que no llega a conectar con los espectadores. Estos se quedan fríos ante los personajes de la película, es muy difícil llegar a sentirse identificado con los sentimientos de la protagonista. Es muy difícil descifrar lo que el director y el guionista nos quieren decir con las imágenes y la historia, difícil comprender qué mensaje nos quieren enviar. Y esto es lo que dificulta la identificación de los espectadores y que este no se emocione con lo que está pasando en la gran pantalla.

Esto también está relacionado con la inverosimilitud de la película. La historia llega a ser tan negativa y pesimista que pierde todas las nociones de veracidad con las que el director pretendía mostrar la historia. Una película en la que no hay momentos de felicidad para la chica, que se encuentra sin escapatoria posible de sus sentimientos traicioneros. Posiblemente la idea del director era muy interesante, pero la ha desarrollado de una manera nefasta, consiguiendo que la película sea tan creíble como las comedias románticas donde todo es de color rosa.

Un guion que no evoluciona, basándose  en un abuso de unos diálogos que muchas veces caen en el ridículo, en el vacío, sin contar nada ni expresar ningún sentimiento. No tiene la potencia que consiguen muchas otras películas anteriores de Lou Ye como Suzhou River o Summer Palace. Esto provoca que la historia no evolucione, que después de 20 minutos de metraje la historia se mantenga siempre en el mismo punto, provocando el aburrimiento del espectador.

Pero no todo es de color gris en este análisis; Corinne Yam hace una gran interpretación (mucho mejor que la de su compañero Tahar Rahim). En ella se puede ver como sufre pero, a la vez, le gusta y no puede huir de sus deseos carnales. Tiene una mirada vacía en la que se puede apreciar perfectamente que se encuentra perdida en esta vida, que no sabe dónde ir ni qué debe hacer. De esta forma consigue realizar un debut protagonista desgarrador, convirtiéndose en una actriz con la que se tendrá que seguir la pista.

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