'La bicicleta verde': Arabia Saudí descrita por la niña Wadjda
Foto: el antepenúltimo mohicano.

Siempre atraen las películas en las que las protagonistas son niñas. Del estilo de Wadjda (título original de la película, de la directora saudí Haifaa Al Mansour), estrenada en el año que hoy dejamos, impresiona  El espejo (1997) y El círculo (2001), ambas del director iraní, hoy encarcelado, Jafar Panahi.

Lo mejor: la pequeña Wadjda y su madre, preciosa

Haifaa Al Mansour es la primera mujer directora de cine en Arabia Saudí y es considerada una de las figuras más significativas del Reino. Se licenció en Literatura en la Universidad Americana en el Cairo y obtuvo el Masters en Dirección y Cine de la Universidad de Sydney. El éxito de sus tres cortometrajes así como su galardonado documental de 2005 titulado Women Without Shadows, influenció a todo un grupo de mujeres cineastas en su país y ayudó a abrir el debate de la creación de salas de cine en Arabia Saudí. En su país, su obra es a la vez alabada y vilipendiada por incentivar debates sobre asuntos considerados tabú, como la tolerancia, los peligros de la ortodoxia y la necesidad que tienen los saudíes de una mirada más crítica a su cultura tradicional y restrictiva. A través de sus películas y su trabajo en televisión y los medios impresos, Al Mansour se hizo famosa por abrir una grieta en el muro de silencio que gira en torno a las vidas secuestradas de las mujeres Saudíes y proporcionar una plataforma para que sus voces se escuchen.

Paralelismos

En El círculo, Panahi retrata la vida de una mujer que da a luz a una niña. Por ser niña, en Irán, se pasan marcadas toda la película. A su vez, tres mujeres salen de prisión con un permiso temporal. La necesidad de dinero para huir les llevará a tomar decisiones desesperadas.

Echando la vista atrás, recordamos El círculo como una película asfixiante, y no tanto, El espejo o a la protagonista de La bicicleta verde, la niña Wadjda. En el caso de la pequeña Wadjda, de 10 años, es una niña que enamora y con la que el espectador se puede, si conoce un poco la cultura de ciertos países, sentir identificado. En muchos países occidentales el sexismo es imperante, pero se educa en la política del silencio. Un hombre puede tener varias amantes (en el caso de La bicicleta verde el padre de Wadjda busca una nueva mujer que le dé un varón como descendiente porque su hija no puede entrar en su árbol genealógico), y está “bien” visto, incluso, por todas las féminas de la familia. En otras culturas, la musulmana -o la hinduista que las conozco algo más-, el hombre se casa con varias mujeres a las que debe atender, en principio, económica y familiarmente, siguiendo determinadas directrices religiosas, como es el caso del padre de Wadjda y el Corán.

Afortunadamente, algunas mujeres en el siglo XXI, todavía pueden decidir libremente su forma de vida.

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