'Enemy', dentro del caos hipnótico
Fotograma de 'Enemy' (Foto (sin efecto): athenacinema).

Después de triunfar el 2010 con Incendies o el año pasado con Prisoners, el director de Canadá vuelve con una propuesta totalmente diferente a sus anteriores trabajos. Esta vez, junto con el español Javier Gullón, han llevado a la gran pantalla una adaptación libre de la novela El hombre duplicado del portugués José Saramago. Como en la película que presentó este año pasado Denis Villeneuve, el protagonista de Enemy es el americano Jake Gyllenhaal (protagonizando un papel doble) y comparte reparto conMélanie LaurentSarah Gadon y Isabella Rossellini. La película gira entorno de Adam, un profesor universitario de literatura, que en medio de su vida monótona y rutinaria, descubre, mirando una película, a un actor que es idéntico a él. Empieza a investigar quien es esta persona, llevándolo a un cúmulo de situaciones inesperadas.

La frase con la que empieza la película, "el caos es el orden por descubrir", define muy bien la experiencia de ver Enemy. Una película en tierra de nadie, con referencias claras a Lynch y a las obras de Kafka. Una obra caótica por la trama, el argumento, las imágenes, las ideas que transmiten, las posibles resoluciones... No es una película que de respuestas, es el espectador quien tiene que rellenar los diferentes vacios y decidir qué aspectos forman parte de la realidad que se está mirando y cuáles no. Esto provoca que la película sea en muchas ocasiones confusa y lenta, provocando que se deba visionar más de una vez para llegar a alguna conclusión y entender mejor la esencia que nos está mostrando Villeneuve. Una cinta que tiene miles de interpretaciones posibles. Pero esto provoca que acabe fallando ella misma, con un final muy extraño, que deja un mal sabor de boca y que el espectador no sea capaz de sacar una conclusión.

Una película intensa, feroz, hipnótica... Uno de los puntos fuertes de la película és la atmósfera que ha creado el director de Canadá. Confusión, pesadilla, tensión, solitaria... Podrían ser algunos de los adjetivos para definir la experiencia de Enemy. Una atmósfera que engancha al espectador, que lo rodea y le provoca el mismo malestar que tiene el protagonista dentro de la historia. Una experiencia de sensaciones y sonidos, diferente a lo que predomina en el cine actual. El director se sirve de diferentes efectos visuales y sonoros para remarcar la sensación de estar en una pesadilla caótica en la que uno no puede ser libre de si mismo. Aunque en algún momento se le va la mano, y la reiteración de los mismos recursos provocan una sobrecarga que se puede hacer pesada.

Otro de los aspectos a destacar de la película es la sobresaliente interpretación de Jake Gyllenhaal. El actor que sorprendió en películas como Brokeback Mountain o Zodiac ha ido madurando dentro de la interpretación y ya se le ve mucho más seguro y versátil delante de la cámara. Ha cumplido con buena nota la tarea de hacer un papel doble en Enemy, interpretando a dos personajes que, aunque sean iguales físicamente, su carácter es bastante diferente. Por otra parte, las interpretaciones de Laurent Gadon son más modestas, pues en Enemy no tienen mucho peso sus dos personajes, ya que toda la importancia cae en el protagonista y su doble.

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