Aronofsky toma la historia de Noé como excusa para hacer volar su imaginación
Darren Aronofsky arriesga y da un giro de 180 grados a la historia de Noé. (Foto (sin efecto): terra).

Lo primero al analizar es esta película es dejar claro que hay dos formas de llegar a la sala de cine a ver Noé. La primera es esperar una película histórica con rigor y precisión religiosa y luego hay otra que es entrar a la sala de cine con ganas de entretenerse y pasarlo bien y con la mente abierta. Las personas que opten por la primera opción puede que salgan cabreados del cine, con el director, la película y el mundo en general, los demás puede que salgan más que satisfechos.

La película parte de la historia bíblica de Noé, es cierto, pero nada tiene que ver con lo que han enseñado los textos sagrados a lo largo de la historia. El director introduce elementos fantásticos como gigantes de piedra, ángeles caídos, pequeños toques de magia audiovisual y además modifica el guion a su antojo, es la forma que tiene el director de dejar claro que él vigila todo desde las alturas, una metáfora de lo que podría hacer Dios en la verdadera historia de Noe.

Aronofsky deja su firma

Pero en esta película más allá del argumento, forma de contar la historia y demás se puede ver la impronta de Darren Aronofsky. El director de películas como Cisne Negro o Requiem por un sueño entre otras, vuelve a reencontrarse con la forma de montaje y de sorprender a través de las imágenes como hizo en la película protagonizada por Jared Leto y estrenada en el año 2000 (Requiem por un sueño). En esta película el director regala escenas de stopmotions espectaculares y timelapses que para algunos ya merecerán pagar el precio de la entrada. La verdad es que esos momentos elevan varios puntos la calidad de la película, maravillas para ver en pantalla grande sin duda.

Noé cuenta con un reparto de alto nivel, el personaje principal está interpretado por Russell Crowe y Anthony Hopkins encarna a un peculiar Matusalén cuya finalidad en la vida es volver a comer bayas, en cuanto a la parte femenina la encabezan Jennifer Connelly y Emma Watson.

Excelente postproducción

Por si esto fuera poco la película no escatima en medios en lo referente a efectos especiales, escenarios y modelado 3D, hay escenas en la que todo el potencial de esta maquinaria sale a relucir como cuando las manadas de animales de todo tipo se encaminan hacia el arca, creando una atmósfera imponente reflejada en la gran pantalla del cine.

Obviamente la película cuenta con varios puntos flacos, uno de ellos puede ser que la parte final no está lo suficientemente condensada y una vez que se resuelve la tensión final quizás esté estirada demasiado y el espectador va buscando una conclusión que se alarga y se alarga varios minutos y que su conclusión puede que no deje satisfechos a muchos, sobre todo porque quizás sobraba tanto metraje una vez que se resuelve el momento clave de la película, que por cierto arroja alta tensión ,incertidumbre y puede llegar a crear bastante tensión al espectador ante el desconocimiento de que sucederá en ese momento crucial del film.

Noé tiene elementos que recuerdan a otras películas y series, las escenas de acción y destrucción que aparecen en la película recuerdan bastante a las que se han podido ver en el cine de Roland Emmerich, obviamente a menor escala pero de una u otra forma la esencia es muy similar. En cuanto a algunas escenas de batallas y peleas beben de las fuentes de la serie de moda por excelencia que no es otra que Juego de tronos, una vez que se ha visto que el formato funciona y gusta es muy probable que varios directores introduzcan pequeños elementos de esta serie en algunas de sus películas, al final el cine es un negocio y lo que se ve que funciona de antemano es mucho más efectivo que lo que requiere de experimentación.

Una película arriesgada y controvertida

Hay que dejar una cosa clara, aunque Darren Aronofsky haga estos pequeños guiños en forma de posmodernismo, el director arriesga de manera admirable con esta película, en ella destacan sobremanera la valentía y audacia del director y aunque muchos creerán que se ha tomado muchas licencias otros valoraran su intención de hacer algo diferente y no adaptarse a lo convencional dominado por los arquetipos de la rigurosidad.

En definitiva una película de las que se denominan controvertidas, para algunos un golpe de genio, para otros un sinsentido que no hay por donde cogerlo, probablemente un punto medio de ambos sea lo correcto. Un consejo, si alguien está interesado en ver la película es mejor verla en pantalla grande, quizás en una pantalla más pequeña pierda parte de su espectacularidad y majestuosidad a la hora de desplegar todo su aparato técnico y de postproducción.

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