Crítica de 'Blind'
Foto (efecto bob): luxartists.net

Este verano, entre Inside Out, Lo que hacemos en las sombras, Pixels y Jurassic World, de manera muy discreta y con copias muy limitadas, se estrenó en España esta película noruega el 17 de julio (el penúltimo país que más tarde la estrenó, siendo el último USA), debut de su realizador Eskil Vogt en el 2014. Una película que se alzó con el premio a mejor guion en el festival de Sundance de 2014, o con el galardón Label Europa Cinemas del festival de cine de Berlín, siendo estos dos los premios más conocidos a nivel europeo que obtuvo, pero con un total de 13 premios y 9 nominaciones en distintas secciones de diversos festivales de cine de Europa.

Con el pretexto de ser una película que trata de una mujer de 30 y pico años que lleva escasas semanas viviendo con una ceguera total, la película desencadena un conjunto de circunstancias, momentos y encuentros entre personajes que van en constante búsqueda de dar un cambio a su vida, de tratar de encontrar la novedad, de acomodarse a las particularidades y vaivenes que les da la vida.

Foto (sin efectos): montages.no

La película, más que contar una historia de progresión, de llegar a determinadas metas, o de querer conseguir algo muy concreto, parece una búsqueda guiada por unos deseos muy básicos y sencillos (dentro de las particularidades que les caracterizan, que no son pocas ni fáciles de digerir).
Esta búsqueda queda claramente dirigida, desde la voz en off inicial, por el personaje de Ingrid (Ellen Dorrit Petersen). Ella sirve como punto inicial para una historia de conflicto, con su reciente discapacidad y el cómo afecta a su vida personal como conyugal. Funciona como narradora omnisciente de todas las historias que incluso le afectan a ella de forma indirecta, teniendo como objeto catalizador a su marido Morten (Henrik Rafaelsen).

Lo que al principio parece un experimento narrativo con influencias directas de la nouvelle vague, va moldeándose con un concepto permanentemente metanarrativo, que fuerza al espectador a rascarse la cabeza para tratar de enterarse hasta qué punto es real lo que está sucediendo, o bien forma parte de la novela que quiere escribir Ingrid. Lo que sucede es también, en montaje, lo que puede que sea según lo que piensa la protagonista que sucede. Hipotetizar lo que ella cree que sucede en un momento significa engañar al espectador.
Al inicio, la presentación de personajes parece servir como excusa para que terminen siendo de la potestad creativa de la protagonista.

El interés inicial de unos personajes de gustos y conflictos tan curiosos, como su búsqueda de algo o alguien en el mundo que les ayuden a filtrar esa rareza que les caracteriza, termina diluyéndose en una maraña de idas y venidas, cambios, saltos, historias cruzadas y simbiosis entre los actos de los personajes que hacen que Blind tenga mayor mérito como experimento de bienvenida. Una presentación de la mirada, las posibilidades, las inquietudes y las virtudes que puedan verse, mas o menos soslayadas, por el resultado de un proyecto ambicioso, con algún tinte de opinión o fantasía personal.

En definitiva, una película que puede despertar el interés de unos pocos que busquen un producto verdaderamente diferente, con gran transgresión narrativa, sin abandonar un espíritu humano imaginativo, aunque encerrado en la frialdad de la soledad y la mentira humana más íntima.

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