La batalla perdida de la mitología egipcia
El Antiguo Egipto vuelve a la gran pantalla. Foto: Hobbyconsolas

Antes de juzgar los éxitos y fracasos de esta categoría mitológica llevada al cine, hay que reconocer que lo que verdaderamente abunda es la mitología griega (Hércules, Furia de Titanes, Inmortales…), mientras que los romanos y los egipcios no interesan tanto a la gran pantalla.

Sin embargo, en su escasa trayectoria cinematográfica ha anotado grandes éxitos. Los primeros ejemplos y a día de hoy los más válidos son Stargate (1994) y La Momia (1999).

La primera, cosechó unos 200 millones de dólares a través de la historia de un coronel y un científico que descubren una puerta a un misterioso mundo. Además, logró alargar su vida comercial a través de novelas, cómics y videojuegos, y, en especial, la serie Stargate SG-1 (1997-2007) que estuvo un total de diez temporadas en antena y que tras su cancelación dio pie a un par de películas directas a DVD. Ahora, 17 años después, se está planteando su vuelta al cine en forma de trilogía. ​

La Momia es uno de esos films que prácticamente todos los niños de los 90 han visto. Quizás su acierto (y elemento diferenciador) es que incluye pequeños gags que aportan un toque cómico. En la película destaca el diálogo en la lengua antigua egipcia, con la ayuda de un egiptólogo profesional. Su origen está en otro filme de 1932 bajo el mismo nombre, y aunque en un principio estuvo pensada para formar una serie de películas de terror de bajo presupuesto, se convirtió en un éxito de taquilla, acumulando 416 millones de dólares.

El éxito de taquilla condujo a una secuela en 2001, The Mummy Returns, y la precuela El rey Escorpión. Otra secuela, La momia: la tumba del emperador Dragón, se estrenó el 1 de agosto de 2008, que no llegó a igualar el éxito de la primera. Estos productos fueron cayendo en el cine hasta acumular tan solo 90 millones con la última entrega de El Rey Escorpión (2012). Nos encontramos un público perdido, que si bien aceptó de buen grado las primeras ediciones de La Momia, en El Rey Escorpión ve un filme inconexo y vacío de significado.

Un leve intento de remodelar las adaptaciones de la mitología egipcia fue el de la cinta francesa Immortal (Ad Vitam) (2004) que no ha llegado a tener gran repercusión, ni siquiera puede ser encontrada en DVD o traducida. Nos presenta una historia ambientada en un futuro lejano donde conviven humanos, mutantes y dioses en un mundo sumamente tecnológico.  Un acierto desde lo visual, débil desde el punto de vista de la narración, e ignorada a nivel internacional.

Como colofón, la novedad: Dioses de Egipto (2016), estrenada en un difícil mes de febrero, rodeada por éxitos en taquilla y los Oscar. Para ambientarnos: Los dioses antropomórficos están representados en una escala de mayor tamaño que los humanos, pero ese recurso es pocas veces explotado y, en cambio, es remplazado por una edición que quiere hacer creer que dos personajes están conversando en el mismo espacio. Además, y esto es lo que más chirría, estos dioses pueden transformarse en monstruos voladores metálicos que lanzan rayos, un elemento ostentoso que gustará a los fans acérrimos al puro estilo ciencia ficción. Solo 14 millones de dólares son los recaudados hasta el momento, mucho menor al gasto presupuestario, de más de 140 millones de dólares. Sus cifras la relegan a un segundo puesto tras Deadpool, y las críticas son mucho más crueles. Algo que ni un Lannister (Nikolaj Coster-Waldau) ni el mismísimo Leónidas (Gerard Butler) pueden remontar.

A pesar de sus éxitos y baches, la mitología egipcia en el cine aqueja en la mayoría de sus ejemplos (según las críticas) de un empleo desmedido de la ficción y una marginación del potencial de la historia de los dioses del Antiguo Egipto.

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