Babe Ruth, el rompecorazones

En toda historia hay dos versiones y, en cada final feliz, al menos un corazón destrozado. Pero sí, además, el relato involucra a millones de almas llenas de ilusión, la trama se complica, la tragedia se hace presente y las grandes leyendas surgen. Y no hay mito más grande en el béisbol que George Herman Ruth Jr: Babe Ruth.

Babe Ruth, el rompecorazones
Haz click en la imagen de abajo para leer la nota completa.
vavelmagmx
Por VAVEL Magazine MX

En toda historia hay dos versiones y, en cada final feliz, al menos un corazón destrozado. Pero sí, además, el relato involucra a millones de almas llenas de ilusión, la trama se complica, la tragedia se hace presente y las grandes leyendas surgen. Y no hay mito más grande en el béisbol que George Herman Ruth Jr: Babe Ruth.

La vida puso siempre a Babe en situaciones críticas. Desde el comienzo de sus días, demostró ser un superviviente, alguien a quien el destino le tenía preparada una labor especial. Fue uno de los ocho hijos de George y Kate; sin embargo, sólo él y su hermana Mamie lograron sobrevivir; tarea nada sencilla si se toma en cuenta la extrema pobreza y las miserables condiciones de salud en el Baltimore de 1895.

George era un niño conflictivo y creaba problemas en el vecindario. Debido a esto, sus padres, que trabajan todo el día, se vieron obligados a buscar una solución definitiva, por lo que decidieron inscribir al pequeño, de tan sólo siete años, en la Escuela Industrial de St. Mary, una institución dirigida por monjes javieranos (congregación cuyo patrono es San Francisco Javier), que a la postre sería fundamental en el desarrollo del mito y la leyenda del gran ‘Bambino’.

El Hermano Matías tomó a George bajó su cuidado, se convirtió en su figura paterna, en un cómplice e instructor, pero más allá de eso, fue el culpable de que conociera a su único y verdadero amor: el béisbol. Las habilidades que mostraba bateando, lanzando y a la defensiva eran impresionantes, razón por la que, en 1914, los monjes de St. Mary decidieron invitar al dueño de los Orioles de Baltimore, Jack Dunn, a observarlo jugar. No pasó más de media hora para que le ofreciera un contrato con su equipo; el único inconveniente es que Ruth era menor de edad, por lo que Dunn tenía que convertirse en su tutor legal para poder firmar el convenio. La negociación se dio y sus compañeros en los Orioles lo nombraron el nuevo bebé de Jack, o en inglés “Jack’s newest babe”, dando origen al sobrenombre más famoso en la historia del deporte estadounidense.

Apenas cinco meses después, fue vendido de Baltimore a Boston, donde el idilio comenzaría. El brazo de Ruth -al comienzo sólo fue utilizado como pitcher- guió a los Red Sox a dos campeonatos, obteniendo 89 victorias y más de 100 juegos completos, incluyendo el más largo de la historia en Serie Mundial, cuando en 1916 lanzó 14 entradas, recibiendo solamente una carrera de los Robins de Brooklyn.

Mientras eso sucedía en el diamante, la figura mediática de Ruth se acrecentaba con altas y bajas, pues la bien ganada fama de parrandero y mujeriego lo comenzaba a perseguir. En una ocasión, Ping Bodie, compañero de cuarto, aseguró que Babe pasó por todas las mujeres de un burdel de Philadelphia por dos noches seguidas. Al público de Boston poco le importaba lo que ocurría con George fuera del campo. Como a la pareja ideal, hacían oídos sordos y vista nublada ante los estropicios del gran ídolo.

Un día después de la navidad de 1919, todo cambió. Aquel 26 de diciembre es una de las fechas fatídicas en el deporte de Boston. La avaricia de Harry Frazee logró transformar el amor en odio, los vítores en insultos y las sonrisas en lágrimas cuando decidió vender a Ruth al acérrimo y odiado rival, los Yankees de Nueva York por cien mil dólares, cifra récord para la época si se toma en cuenta que tres años atrás adquirió a la franquicia completa por 500,000 billetes.

Haz click en la imagen para seguir leyendo la nota

Por Roberto Maurer / @R_Maurer