Suena a cliché, pero los jugadores más experimentados de un plantel son los encargados de manejar el termómetro de un partido y su aporte suele ser un disparador para todo su equipo: en este caso Paolo Quinteros tocó la fibra íntima no sólo de Olímpico, sino también del propio Regatas que necesitaba un espaldarazo para hacerse dueño del partido. 

La importancia de un triunfo de esta naturaleza es ratificar, partido tras partido, la identidad de juego que pretende solidificar Gabriel Picatto. Lo cierto es que, luego de la final sostenida ante San Lorenzo de Almagro, había una idea implantada y que es difícil sacarla de raíz: anteponer la defensa ante todo. Este plantel, a diferencia de aquel que obtuvo el subcampeonato la temporada pasada, pretende desmonopolizar el goleo y contar con muchas variantes con el fin de multiplicar las amenazas en la faz ofensiva. Antes, Donald Sims y Paolo Quinteros eran dueños de un negocio que generó una fuente inagotable de recursos en el conjunto regatense y, en la jornada de ayer, Fabián Ramírez Barrios y Santiago Vidal estuvieron muy activos en la elaboración ofensiva.

Cuando se habla del armado del ataque y su correspondiente fisonomía, se refiere no sólo a la anotación de puntos, sino también a aquello que no aparece en la planilla: buenas cortinas, jugar un buen pick and roll (jugadas entre los perimetrales y los internos), atraer marcas, marcar la triple amenaza, el box-out, engañar y darle actividad a la defensa contraria para que no tenga capacidad de previsibilidad en el juego y tener como referencia a un jugador que marque los tiempos tácticos y psicológicos del equipo.

Tanto Regatas como Olímpico edifican duelos que arriban a una paridad digna de los colosos del básquetbol. Sin embargo el rasgo distintivo y lo que le permitió a los correntinos quedarse con el partido fueron la explosiva combinación de corridas y el porcentaje de triples que se ubicó en un soberbio 56% dejando por el suelo al "Negro" bandeño, cuya efectividad fue del 34%. La brecha de puntos que pudo sostener Regatas durante el segundo cuarto (38-23) y el tercer chico (63-46) significó un golpe al mentón para los santiagueños, que apelaron a la hidalguía pero carente de ideas y creatividad.

Entonces con todo estos contratiempos y machaques del juego, la pregunta que deben hacerse es: ¿Cómo hizo Olímpico para hacer peligrar el triunfo de Regatas? La respuesta es sencilla y es que hizo un gran papel en defensa. Esto sacó a la superficie el cansancio de los jugadores del equipo correntino y eso trajo aparejada la ineficacia y la falta de efectividad. En consecuencia, y a partir de todo esto, se hizo necesaria la aparición de Paolo Quinteros para encarrilar el rumbo y cimentar la victoria. El entrerriano fue un estadista del triunfo porque supo tener la visión de equipo para originar un click en el partido y porque no le tembló el pulso en los momentos más calientes. A partir de ahí, Regatas supo cerrar el juego e hilvanar una nueva victoria fuera de casa.

Las estadísticas del partido

 

 

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