Fue el 1° de noviembre de 1908. Allí, o, mejor dicho, algunos años antes, comenzó la vida de quien para muchos es el sexto grande del fútbol argentino. Nació Huracán, una pasión de multitudes que varias veces supo alcanzar el escalón más alto en la elite del deporte en el país, pero que también atravesó, y atraviesa, una crisis institucional y deportiva que ha manchado su rica y extensa historia.

El Globo, así es la forma de su escudo en homenaje al globo aerostático de Jorge Newbery, se hizo grande desde sus comienzos y fue uno de los clubes más destacados en la época del amateurismo. Allí festejó cuatro títulos en Primera División en 1921, 1922, 1925 y 1928 y logró tres copas “no regulares”, similares a la actual Copa Argentina, como la Copa Estímulo en 1920 y la Copa Carlos Ibarguren en 1922 y 1925.

Huracán también alcanzó la gloria máxima en el profesionalismo. En 1973, con aquel memorable equipo de César Luis Menotti, se consagró campeón del torneo Metropolitano marcando un antes y un después en el fútbol nacional. Tal equipo conmovió a propios y extraños, desarrollando un fútbol extremadamente lírico, con una esencia a la que se afianzó el club, y sus hinchas, de allí en adelante.

En el profesionalismo Huracán también obtuvo tres copas nacionales. Las ganó en 1942, 1943 y 1944, y, en algunas de ellas, se destacó Herminio Masantonio, máximo goleador de la historia del club con 254 tantos, y tercero en la tabla histórica de la era profesional, detrás de Arsenio Erico y Ángel Labruna.

De esta forma el Globo suma once títulos nacionales oficiales, compartiendo el sexto puesto en el ranking argentino con Vélez Sarfield.

En los últimos años la entidad de Parque Patricios sufrió una decadencia deportiva e institucional a base de oscuros y paupérrimos manejos dirigenciales, pero que no opacó a la gloriosa historia de uno de los clubes más grandes y populares de Argentina, que, siempre que ha caído, logró salir adelante apoyándose en miles de almas con un grito en común: Huracán, Huracán, Huracán.