Orión, Marín, Forlín, Díaz, Colazo, Meli, Gago, Erbes, Chávez, Calleri y Martínez. Once apellidos que casi de memoria iban siempre desde el arranque en el pasado Torneo de Transición. A veces con algunas modificaciones, principalmente en la delantera, pero la base era aquélla. El arquero, el central y el cinco eran los puestos más difíciles de despejar. Agustín, el Cata y Fernando. Los tres pilares del Boca del Vasco, construido por Bianchi.

El legado que dejó el Virrey, junto a sus siete refuerzos que pidió antes de su retiro, eran todo un obstáculo para Arruabarrena. Tenía que conformarse con lo que había y, de ahí, replantar a un equipo para que pelee alguno de los tres frentes. Desafortunadamente, no pudo con ninguno pese a mostrar una buena imagen.

La base del Vasco la construyó Bianchi

Sin embargo, bien terminó el campeonato, decenas de apellidos comenzaron a rodar. Pérez, Sara y Pavón fueron los primeros en llegar. La dirigencia no se desesperaba, hasta que vio cómo Racing lo detruía a Boca en Mar del Plata, con un 4 a 1 para el olvido. Y enseguida, salieron los refuerzos. Los nombres de verdad, nada de rumores. Al día siguiente, prácticamente: Peruzzi, Rolín y Monzón dejaban el Catania para reflotar la defensa xeneize.

A partir de ahí, hubo un quiebre. Más jugadores de gran calibre llegaron al club. Como Torsiglieri o Lodeiro, más la espera por el goleador Osvaldo. En la pretemporada, llegaría la verdadera revolución: todos jugaron bien, todos demostraron a priori estar a la altura de lo que es Boca. Nadie era más que otro ni menos. Cualquier puede suplantar a cualquiera. Atrás quedaron Insúa, Forlín y hasta Riquelme, con la novela de siempre. Hasta los más chicos que salieron de La Candela mostraron un nivel excepcional.

Problema para el Vasco: ¿quiénes irán al once titular? ¿Problema para el Vasco? Al parecer, la difícil situación de elegir a un combinado que represente los colores azul y oro termina convirtiéndose en algo fácil: ir variando, darle minutos a la mayoría para que respondan, para que sepan que atrás de ellos hay otro jugador que le pisa los talones.

Llegaron 7 refuerzos, en todas las líneas

En la defensa, la ida de Forlín parecía uno de los problemas más grandes que tenía que afrontar Angelici. Sin embargo, las llegadas del uruguayo Alexis Rolín (aun lesionado) y Marco Torsiglieri, que se mostró firme ante River, también serán de suma importancia para invadirles el puesto al Cata Díaz y los otros candidatos a compartir la dupla central: Guillermo Burdisso, Lisandro Magallán y, un poco más lejos, el juvenil Juan Cruz Komar y Federico Bravo, que jugó un encuentro en esa posición en la pretemporada, aunque no sea su lugar natural.Desde al arco, que se veía inamovible para Orion, el nivel de Guillermo Sara sorprendió a la mayoría. La goleada en el Superclásico, más el encuentro clave frente a Vélez le garantizaron una competencia pura con Agustín, que lejos estaba de competir con Emanuel Trípodi, que quedaría como tercer arquero.

En los laterales, parece que los refuerzos favorecieron ampliamente la idea del Vasco. En la banda izquierda, tras la ida de Emanuel Insúa a Europa y con la suplencia emergente de Nicolás Colazo, que planteó un buen juego en una posición no habitual, Luciano Monzón le agrega mucha más fluidez y velocidad por la banda. Mientras que del lado derecho, el bajo nivel de Leandro Marín y el original volante José Fuenzalida, otro invento de Arrubarrena, se verán plasmados por Gino Peruzzi, jugador de Selección.

¿Cómo armará el Vasco al 11 titular?

En el mediocampo, donde los extremos eran más ocupados por Cristian Erbes o Marcelo Meli, mientras que Fernando Gago se adueñaba del círculo central, las nuevas caras (externas al club e internas) ampliaron la paleta de colores. Los tres centrocampistas podrán ocupar tranquilamente su posición natural, sumado al pibe Andrés Cubas, Federico Bravo o Gonzalo Castellani, aunque también podría voltearse a las bandas, donde los estarán esperando Pablo Pérez, Federico Carrizo, Franco Cristaldo y Nicolás Lodeiro, que también jugará de enganche al igual que Castellani. Sumado a las vueltas de sus posiciones de Nico Colazo y José Fuenzalida.

En la delantera, si bien ya desde el pasado torneo había una competencia importante para sus posiciones, las caras nuevas profundizan aun más la idea. El Puma Gigliotti y el Burrito Martínez, los únicos sobrevivientes del equipo que dejó Bianchi antes del mercado de pases, tuvieron “rivalidad” con Jonathan Calleri y Andrés Chávez, que en realidad fueron complementos. Pero hay más: la entrada del ex Colón Cristian Pavón, el retorno de Sebastián Palacios, la ubicación emergente de Pachi Carrizo y el surgimiento del joven Guido Vadalá, parece que agudizan la competividad en la delantera, sumado a la posible incorporación de Daniel Osvaldo.

Tres arqueros para un lugar. Doce defensores para cuatro lugares. Doce mediocampistas para cuatro o tres lugares. Y ocho delanteros para tres o dos lugares. Donde cualquier podría ser titular. Donde el Vasco tiene la posibilidad de pelear la doble competencia con tranquilidad, como pelean sus jugadores la posición. Porque nadie tiene lugar garantizado, porque la base de Boca es no tener base.