Los dirigidos por Wilfried Schäfer cuentan con una ventaja a la hora de disputar esta nueva edición de la Copa América: nunca han participado de la misma, por lo cual jugarán casi sin presiones y tomarán este certamen como una oportunidad para medirse con selecciones de alto nivel como Argentina o Uruguay.

Los jamaiquinos son hombres altos, de contextura física prominente y muy veloces. Tienen esa impronta de los equipos africanos, ágiles y rápidos a la hora de desmarcarse. Sin embargo las condiciones físicas favorables no se plasman en el juego colectivo. Jamaica es una selección débil, que sufre la presión alta y los balones parados, además de tener un control de la pelota deficiente.

A la hora de jugar, paran en el campo un 3-3-2-2, sistema arriesgado ya que la defensa no es su fuerte. Las ocasiones de gol llegan por medio de los centrales, que envían el balón con pelotazos largos hacia los delanteros que suelen ser rápidos para encontrarse con espacios en el área.

En ocasiones la defensa se conforma con cuatro hombres, que aprovechan su velocidad para desbordar por las bandas y así lastimar al rival. Cuando llega el momento de definir, desafortunadamente los delanteros no son especialistas en los mano a mano. La poca experiencia del manejo del balón suele jugarles una mala pasada.

A pesar de sus dificultades, Jamaica buscará dar sorpresas y lucir la agilidad y rapidez de sus jugadores. Sus rivales de grupo son difíciles (Argentina, Paraguay y Uruguay), pero también son selecciones grandes donde se pondrán los focos de atención, por lo tanto es una gran oportunidad para dar a conocer el tipo de juego de esta selección centroamericana.