Luego del Mundial de Brasil 2014, comenzaba una nueva etapa en River, sin Ramón Díaz, el DT más ganador de la historia de Núñez. El encargado de continuar la senda ganadora, que se retomó con el Pelado, era Marcelo Gallardo, que con los cortos ganó ocho títulos en el Millonario, fue campeón con Nacional de Montevideo y no solo siguió con la línea ganadora, sino que le imprimió a River un sello distintivo: ataque permanente, rotación, cambios acertados, buen manejo de pelota e hidalguía para jugar en momentos difíciles y así lograr todos los objetivos.

El 27 de julio de 2014, hace exactamente 365 días, el Muñeco debutaba oficialmente en el Millo, ante Ferro por la Copa Argentina: fue empate 0-0 y victoria sufrida por penales, por 6-5. En poco tiempo el equipo se amoldó a su idea y la ejecutó por primera vez en el triunfo 2-0 ante Central por el Torneo de Transición 2014, en el Monumental. La primera de muchas grandes muestras futbolísticas del equipo que desde entonces conquistó la Copa Sudamericana, la Recopa Sudamericana y es finalista de la Copa Libertadores y jugará en Japón por la Suruga Bank y nada menos que el Mundial de Clubes.

El entrenador tuvo grandes aciertos, que destacamos a continuación:

Mora y Sánchez: volvieron por la gloria

Foto: Goal

Los uruguayos tuvieron un papel preponderante en los títulos internacionales y en este momento del equipo. Tuvieron un primer ciclo con Matías Almeyda como DT, pero con Ramón ninguno pudo afianzarse y cayeron en la irregularidad y en la crítica. Por tal motivo, Sánchez emigró un año a México (Puebla) y Mora un semestre a Chile (a la U). Ambos regresaron apenas asumió Gallardo y se ganaron el lugar a base de esfuerzo y goles.

El Negro es el motor del mediocampo, y sus grandes rendimientos le permitieron jugar la Copa América representando a Uruguay, lo que siempre anheló. Es uno de los volantes más goleadores del fútbol argentino en la actualidad: 13 goles en 51 partidos con el Muñeco al mando.

La Pulga fue determinante en la Copa Sudamericana, con cuatro tantos (fie el goleador del equipo campeón) y en esta Libertadores, donde también lleva cuatro goles (uno de ellos a Guaraní en la semifinal) y posiblemente cuando termine el certamen emigrará al fútbol árabe. Será una baja sensible para el DT.

Que viva el fútbol

Foto: Infobae

Pocos pensaban que Leonardo Pisculichi, que venía de descender en el Argentinos Juniors, tendría protagonismo en su primer semestre en River. No solo lo tuvo, sino que fue la gran figura en la Sudamericana, convirtiendo goles claves (a Boca en semifinal y a Atlético Nacional en la final).

Piscu, que llegó a Núñez en condición de libre, hizo cátedra de su zurda: en sus primeros seis meses, entre torneo y Copa, jugó 27 encuentros, marcó 7 goles y dio 11 asistencias (dos de ellas en la finalísma ante Nacional en el Monumental).

En este 2015, perdió su lugar en el equipo titular y su nivel no es el mismo, aunque sigue siendo tenido en cuenta por el DT, que confía en sus capacidades y su llegada fue todo mérito suyo.

La resurrección de Ponzio

Foto: La Máquina Radio

Leo volvió al club en 2012, para ser pieza clave en el ascenso a Primera División. Pese a que no nació en River, es un referente para los jóvenes pero en la etapa de Ramón Díaz, al igual que Mora y Sánchez, no hizo pie y tuvo un bajón pronunciado, que provocó que el riojano lo colgara del equipo en el 2014, ni siquiera siendo concentrado.

Estuvo cerca de buscar otro destino, a pesar que Cristian Ledesma (el 5 titular para Díaz) se fue del club. No obstante, el Muñeco le pidió que se quedara a pelearla y no desacertó: el volante esperó paciente su oportnidad, que le llegó cuando Matías Kranevitter se lesionó ante Independiente y Leo ocupó su puesto, mostrando un nivel incluso superior al de 2012: garra, fiereza para recuperar la pelota y siendo la voz de mando.

El regreso de Krane a la titularidad relegó de nuevo a Ponzio, pero Gallardo ahí hizo un click: formando un doble 5 con el tucumano y el santafesino. Ambos forman un complemento ideal en el mediocampo y hoy por hoy los dos son inamovibles.

Ramiro: el mariscal

La vida de Ramiro Funes Mori cambió para siempre el 30 de marzo de 2014, cuando peinó el centro de Manu Lanzini y convirtió el gol del triunfo de River por 2-1 sobre Boca y en La Bombonera, tras 10 años.

El Mellizo era suplente de Eder Álvarez Balanta, el 6 indiscutido para Ramón y fundamental para el título del Final 2014. Sin embargo, el colombiano, tras el Mundial cayó en una seguidilla de lesiones y Gallardo confió en Ramiro, que le devolvió su respaldo con rendimientos brillantes y con la cuota de gol impresionante para un jugador de su puesto de los 9 goles de su carrera, seis los convirtió con el actual DT, de cabeza, aprovechando un rebote en una pelota parada y hasta de tiro libre. Hasta se dio el gusto de jugar en la Selección Argentina, contra El Salvador en un amistoso.

El rodaje juvenil

Uno de los problemas que siempre manifestó Gallardo fue la falta de refuerzos. Con tantos partidos y competencias paralelas, el DT no quería resignar ningún certamen, por eso peleó hasta el final el torneo 2014, ganó la Sudamericana y la Recopa y actualmente está escolta en le torneo de 30 y finalista de la Libertadores.

El entrenador buscó variantes en la cantera: en su primer semestre, hizo debutar a Lucas Boyé, Tomás Martínez, Guido Rodríguez y Emanuel Mammana, mientras que este año tuvieron su bautismo Franco López, Leandro Vega, Pablo Carreras y Abel Casquete.

Asimismo, transformó a Sebastián Driussi, que comenzó su ciclo en Primera con intermitencias pero con el Muñe maduró al punto tal de jugar en todo el frente de ataque y como volante por izquierda, y con la cuota de gol siempre necesaria en un delantero: lleva cuatro, todos con Gallardo de DT.

Viudez: premio a la insistencia

Gallardo, en cada mercado de pases, se caracterizó por ser selectivo y no "traer por traer". A cada refuerzo lo eligió él con su cuerpo técnico, y luego de una novela interminable llegó Tabaré Viudez, compañero y dirigido suyo en Nacional.

El delantero uruguayo, sin lugar en Kasimpasa, llegó este invierno y en solo dos partidos demostró el por qué de la insistencia del DT: asistencia a Lucas Alario en la revancha de la semifinal de la Copa Libertadores y gol y asistencia el pasado sábado ante Colón. Un puñado de minutos que bastaron para darle la derecha a Gallardo, una vez más.

Un año de éxitos. Un año de buenas decisiones. Un año donde demostró estar a la altura. Un año de Gallardo, que espera que los próximos días concretar la Copa Libertadores, y en diciembre el Mundial de Clubes.