Pablo Pérez volvió al fútbol argentino para reivindicarse. Se fue de Newell's a probar suerte en Europa. Pero en el Málaga no encontró continuidad y Boca le abrió sus puertas en diciembre del 2014, pese a que no jugaba desde mayo de ese mismo año. La gran incógnita era si valía la pena arriesgarse por un jugador que estaba inactivo desde hacía mucho tiempo. Los dirigentes xeneizes arriesgaron. Y ganaron.

La negociación comenzó como un préstamo hasta junio del 2016. Pero Boca decidió hacer uso de la opción de compra, tasada en un millón de euros, y el pase del jugador pertenece en su totalidad al club de la Ribera. El Xeneize se ahorró un 30% del valor de la ficha por comprarlo antes de que se venza el plazo y ganó por cuatro años un mediocampista que entiende lo que significa la azul y oro.

Pérez arrancó el año en medio de los constantes recambios que hacía Rodolfo Arruabarrena y su rendimiento fue mejorando con el paso de los encuentros. A tal punto, que hoy es una pieza importante dentro del esquema del Vasco.

El ex Newell's demuestra partido a partido que sabe jugar con la azul y oro. Sus participaciones en ataque en la generación de juego, y en la defensa con su sacrificio para la marca, le aportaron muchísimo al Boca campeón. Pero su defecto es grande y no pasa desapercibido: excede con el juego brusco.

Pérez va al límite tanto en la primera como en la última pelota que disputa. Esto le hizo ganarse el reconocimiento del hincha, pero a su vez varias amarillas y algunos tirones de oreja. En el torneo doméstico acumuló diez amarillas y dos expulsiones (ante Belgrano y Aldosivi). El propio entrenador y hasta Carlos Tevez hicieron foco en el tema. Sin embargo, el ex Málaga aún no puede controlar su defecto.

Boca ha recuperado a un gran jugador como lo es Pablo Pérez. El futbolista incluso está en la consideración del Tata Martino, para ser convocado con la Selección Nacional. Si Pérez mantiene este nivel y logra reducir el juego brusco, seguramente tendrá un gran 2016 con la azul y oro y por qué no, con la albiceleste.

Gol de Pérez en el Superclásico