A la hora de calificar el partido que hizo Independiente en visita a Racing, se puede decir que el equipo en sí funcionó como estandarte por las ganas, el esfuerzo y la paciencia con la que intentó manejar el partido. El equipo siempre intentó llevar la pelota por el piso como manda la historia, a pesar de las ineludibles necesidades que mandaba el partido y el compromiso que el Rojo cargaba en sus espaldas. Pero la verdad es que, a la hora de encontrar una figura en el partido de Independiente, fue Hernán Pellerano quien se lució esta tarde en el Cilindro y fue el Mariscal que tanto necesita el conjunto de Mauricio Pellegrino.

El ex Vélez Sarsfield fue el emblema de este equipo urgido por sus obligaciones. Para tener un buen equilibrio siempre es necesario tener una buena defensa organizada para comenzar desde abajo. Ayer el equipo de Pellegrino tuvo la estelar actuación de uno de los integrantes de la zaga central.

A Pellerano le tocó "bailar con la más fea", dicho en criollo, ya que fue el responsable de apaciguar y nublar la actuación de Gustavo Bou, el jugador más perspicaz y desequilibrante del rival. Durante toda la tarde lo marcó, le ganó y fue salida limpia. Bou ganó en pocas ocasiones por su habilidad, pero fue oprimido la mayoría de veces por el sobresaliente desempeño del defensor que se impuso en su área como en ningún otro partido se lo ha visto. Si bien ha tenido buenos partidos, hoy brilló por demás.

Rápido, avispado, inteligente y pensativo. Fue siempre útil a sus compañeros. Sin miedo a salir jugando ni miedo a tomar decisiones en momentos drásticos. Se lo notó con confianza, seguro al arriesgar, despierto por demás. Ágil en los cortes y las anticipaciones. El ex Almería de España intentó la salida limpia al pie del compañero más cercano y mejor ubicado, generalmente fueron Jorge Ortíz y Jesús Méndez, por el centro, y Juan Manuel Trejo por el costado izquierdo. Cuando no pudo hacerlo, decidió tirar balones largos al ataque, pero siempre a la posición de un compañero en ataque.

Por otra parte, en el gol del empate de Lollo para Racing, comparte responsabilidad junto a su compañero de zaga Víctor Cuesta, ya que perdieron la marca del ex Belgrano de Córdoba. Cuesta lo perdió de vista y descuidó su espalda, mientras que Pellerano no pudo anticipar al defensor local.

Sólida labor del central de Independiente. Con esta solvencia y regularidad, tendrá durante mucho tiempo la titularidad bajo el brazo.