Boca tiene que mejorar. Aunque sea una frase que suene muy evidente, no es el único equipo que presentó falencias en este verano y que deba modificar ciertos aspectos futbolísticos. Pero más allá de eso, en el juego existieron errores infantiles y que hasta rozan lo ridículo. Solo basta con remontarse al segundo gol de Estudiantes, en la derrota por 2 a 0 ante el conjunto platense. Los bloopers cometidos por Nicolás Colazo y Lisandro Magallán, que permitieron que el Pincha liquidara el resultado, dejaron mucho de qué hablar. Hubo errores de conceptos y fallos en una zona donde perder la pelota puede ser letal. Y esto es algo que no se puede repetir. Sobre todo teniendo en cuenta que el comienzo de la competencia oficial está a la vuelta de la esquina.

La imagen que está dejando Boca en este torneo de verano es muy pobre. Si bien el equipo se encuentra de pretemporada y va retomando el ritmo progresivamente, el rendimiento del equipo es preocupante. Sacando la victoria 3-0 ante Emelec, en la cual los suplentes fueron los hacedores del triunfo, el resto fueron derrotas lamentables. El 4-2 de Racing desnudó las falencias defensivas de un equipo alternativo. Y la Academia, el karma del Xeneize en los últimos enfrentamientos entre ambos, se aprovechó.

Contra el conjunto de Avellaneda, Magallán y Alexis Rolín tuvieron una noche para el olvido. Ambos jugadores demostraron una fragilidad defensiva preocupante y además se fueron expulsados, dejando al equipo con dos hombres menos. Para destacar de aquel encuentro es la posibilidad de utilizar a Andrés Chávez como recambio del 9. Autor de los dos tantos del descuento, la potencia del Comandante puede ser una buena variante si logra rendir en el nivel esperado. Sin embargo, su gran potencial aún no ha explotado.

Por si fuera poco, en el primer Superclásico del año, Boca jugó el partido como si fuera una guerra. Los jugadores xeneizes cortaron el juego desde el primer minuto del encuentro con numerosas faltas innecesarias y, en algunos casos, fuertes. Además, Carlos Tevez le facilitó un penal a River por una mano evitable en el área y Leonardo Pisculichi no perdonó. Fue derrota 1-0 ante un rival que, a pesar de la superioridad numérica, no mostró mucho más que el Xeneize.

En aquel encuentro, el árbitro Patricio Loustau expulsó al debutante Jonathan Silva y a Gino Peruzzi por juego brusco, y a Daniel Díaz por exceso verbal. Aunque el verdadero exceso de este Boca es la cantidad de expulsados que tiene en un simple torneo de verano. Fueron cinco en dos encuentros, pero este problema viene de arrastre. El ciclo de Rodolfo Arruabarrena como entrenador del club suma 25 expulsiones en 81 partidos. Resulta incomprensible para un club cuyo gran objetivo es ganar la Libertadores. En la copa, errores como esos se pagan caro y un ejemplo de aquello es la roja que sufrió Clemente Rodríguez ante Newell's, en los cuartos de final del 2013. El equipo quedó condicionado y en los penales  no pudo conseguir la clasificación.

La mayoría de los titulares mañana tendrán su revancha en un partido que nunca es fácil jugarlo. Ante River lo que importa es la victoria. Y un triunfo en el Superclásico ayudaría a calmar las aguas. Sin embargo, no hay que perder de vista que el verdadero análisis empieza en febrero. El sábado 6, Temperley será el primer rival por el torneo local y el miércoles 10, Boca definirá ante San Lorenzo la Supercopa Argentina. En esos encuentros no se puede fallar. El Xeneize tiene que arrancar con el pie derecho.