Los arqueros visitantes suelen tener un recibimiento hostil cuando se acercan a defender el arco que da sobre la popular local. Eso se incrementa cuando el encargado de evitar los goles es un reconocido hincha del histórico rival. Generalmente, los protagonistas actúan de acuerdo a su condición de profesional y no reaccionan, pero Federico Crivelli hizo todo lo contrario.

Durante el transcurso de la primera etapa, el arquero tuvo continuos choques con los alcanzapelotas y ayudantes que se ubicaban detrás de su arco. La intención era clara: con el Gasolero en ventaja, había que tardar el máximo tiempo posible.

La temperatura de Crivelli fue subiendo hasta que explotó con el empate quemero, y recibió una amarilla por una infantil actitud: no devolvió la pelota para que su equipo sacara del medio.

Luego de ver la tarjeta, volvió al arco que da a la popular Bonavena bajo una lluvia de silbidos y cantos; recordando el sentimiento del portero con San Lorenzo

En una repudiable actitud, el arquero respondió a los insultos con algunos gestos. Primero, cuando la gente entonó el habitual el que no salta es del Ciclón, Crivelli optó por agacharse. Luego, hizo "el ascensor" balanceando sus brazos hacia abajo y arriba reiteradamente.

Mientras realizaba el segundo gesto, Daniel Montenegro lo vió y fue desde el centro del campo hasta el área para recriminarle cara a cara su acción. El Rolfi y el arquero mantuvieron una discusión, que llamó la atención de los árbitros del encuentro.

Después de eso, las canciones de los hinchas del Globo para con Crivelli se multiplicaron; mientras que Iván Delfino se volvía loco en el banco para que el arquero no reaccionara de vuelta. Claro, estaba amonestado y si Francisco Lamolina notaba algún movimiento fuera de lugar, debía expulsarlo. Finalmente, quien está próximo a ser el jugador de Temperley con más presencias en la institución, bajó el perfil y pudo terminar el partido en la cancha.

Con la derrota consumada, el guardameta dialogó con la prensa y se hizo el desentendido. "En ningún momento tuve nada contra la gente de Huracán: Saben de mi simpatía y es el folklore del fútbol. Sólo le dije al árbitro que hay un ayudante que me estuvo insultando todo el primer tiempo", argumentó.

Desde el otro vestuario, Daniel Montenegro también habló. "¿Dijo qué fue por un reclamo a un ayudante? Creo que no era eso. Jugó con la gente y no era necesario. Soy hincha del club, lo que le dice a la gente es también dedicado a nosotros", retrucó el Rolfi.

Sin embargo, la historia no terminó ahí. En su cuenta de Twitter, Crivelli escribió un sugestivo mensaje agrediendo a la parcialidad quemera. Luego lo borró; pero ya era demasiado tarde. 

Habrá que ver si el portero gasolero recibe alguna sanción por sus acciones, aunque seguramente quedará en la nada.