Pasó el Torneo de Transición 2016 y para Boca solo terminó siendo eso, un certamen de paso. En las últimas cuatro fechas, con el Xeneize ya enfocado de lleno en la Copa Libertadores (principal objetivo), se pudo ver un equipo demasiado alternativo, que representaba más un test del entrenador para con sus dirigidos que un partido importante de Primera División. Guillermo Barros Schelotto entendió que el tramo final del torneo local iba a servir para ver con qué jugadores podía contar para el próximo semestre que se avecina.

El torneo en sí representó una transición de entrenadores: la salida de Rodolfo Arruabarrena y la llegada de los Mellizos Barros Schelotto al banco de los suplentes. Era el cambio que se veía venir y que se fue agigantando, tras la derrota en casa ante Atlético Tucumán por 1-0, en la segunda fecha del certamen. Pese al aire que trajeron las victorias ante San Martín, en San Juan, y frente a Newell's con un cómodo 4-1 en la Bombonera, la salida del entrenador ya era palpable. La bomba de tiempo se fue activando y, con el correr de los partidos, estalló. Ya no daba para más. Luego de la derrota contra Racing en la quinta fecha llegó el momento de decir adiós. Con dos victorias, un empate y un par de derrotas se despidió el Vasco del Xeneize, pese a haber logrado con anterioridad el campeonato 2015, en el torneo de los treinta equipos.

La llegada de Guillermo trajo un aire renovador, necesario. La idea de juego se fue gestando de a poco, pero hacía falta ritmo. El 0-0 ante River en el Monumental puede tomarse como un buen punto de partida. Pero a Boca le seguía costando hacer goles. En las primeras seis fechas del torneo, el Xeneize solo convirtió 5 goles, de los cuales 4 fueron en la goleada a la Lepra. La urgencia pasaba por mejorar la imagen del equipo en lo inmediato. Y, tiempo después, llegó la primera base: el triunfo ante Unión.

La séptima jornada traía buenos augurios. Racing había derrotado a Lanús, el puntero de la Zona 2, y Boca podía acortar distancias con una victoria ante el equipo de Santa Fe. Algo que consiguió, pero recién sobre la hora del cotejo. Fue 2-1 en una Bombonera, que se comenzaba a ilusionar con pelear los dos frentes. Y por qué no, si la próxima fecha era contra el Granate y, de ganar, la ventaja se acortaría a solo dos puntos. Pero el destino quiso que el Xeneize se enfocara en una sola competición.

Lanús en la Fortaleza no perdonó y volvió a estirar la ventaja sobre Boca en 8 puntos. Demasiada distancia en un torneo más corto que lo normal. Y, así, fue como Guillermo se fue aferrando de a poco a la idea de reservar a los titulares solo para la Libertadores. Primero, el Mellizo jugó una de sus últimas cartas y ante Atlético de Rafaela los titulares no tuvieron piedad: 3-0. Luego, la doble competición fue insostenible. Empezó a rotar. Empezó a dejar varios puntos en el camino. Pero claro, en la Copa el panorama era alentador y Boca siguió avanzando. Ese era el objetivo. Lo es. Y lo será en este tramo que finaliza en julio, con las máximas esperanzas puestas allí, en la gloria continental.

La última victoria en el torneo local se dio contra Aldosivi, en la fecha 11. El resultado fue contundente: 4-1. Después, Boca solo cosechó tres empates y dos derrotas. La particularidad de las pardas tuvieron como protagonistas a la Bombonera y el entristecedor 0-0, resultado que se repitió frente a River, Huracán y Defensa y Justicia. Entre las derrotas se encuentra otra particularidad: el hecho de haber caído contra Argentinos, un equipo que hasta esa fecha, la 13, no había ganado en el torneo y que terminó descendiendo.

Otro dato que resulta llamativo fue el hecho de que Boca solo convirtió un gol cuando jugó un domingo. Ninguno en la Bombonera. Salvo el encuentro ante Estudiantes (1-3), el resto no tuvo alegrías xeneizes. Ni siquiera triunfos. Entre esos partidos figuran: Atlético Tucumán (0-1), Racing (0-1), River (0-0), Lanús (0-2), Tigre (0-2), River (0-0 en la fecha de los clásicos), Huracán (0-0) y Defensa y Justicia (0-0).

La floja cantidad de puntos en el torneo (20) se debe en gran parte a la irregular producción del equipo como visitante, algo que fue vital en la consagración del campeonato 2015. Solo 5 unidades se obtuvieron en esa condición, con una única victoria (1-0 ante San Martín), dos empates y cinco derrotas. Y, a su vez, solo convirtió dos goles fuera de casa. En cambio, como local, la cosecha fue más productiva. En Brandsen 805 se consiguieron cuatro triunfos, tres pardas (todos 0-0 y en las últimas fechas) y tan solo una caída (ante Atlético Tucumán).

Para el próximo Campeonato no habrán excusas. Será un torneo largo y sin competición extra para el Xeneize, dado que no disputará la Copa Sudamericana 2016. Lo fundamental será dar los primeros pasos con firmeza y, con el correr de los partidos, ver hasta dónde puede llegar el Boca de Guillermo. Más allá de todo eso, la hinchada ya comienza a ilusionarse.

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