Luego de haber salido campeón, Boca Juniors salió decidido a romper el mercado de pases e incorporar jugadores de jerarquía para poder pelear ambos frentes en el 2016. Una de las posiciones que eran prioridad para reforzar era el lateral izquierdo. Sin Luciano Monzón, que no renovó su contrato, el único capaz de ocupar ese puesto era Nicolás Colazo. Sin embargo, el cuerpo técnico no quería seguir improvisando al buen volante del equipo xeneize, y tampoco era el momento de Pedro Silva Torrejón. Las llegadas de Jonathan Silva y Frank Fabra no se hicieron esperar y, de esa forma, quien supo suplir la ausencia de laterales, vio como el panorama empezaba a complicarse.

Colazo, volante de buena pegada de media distancia y correcto recorrido, tenía difícil jugar en el mediocampo xeneize. Con Nicolás Lodeiro y Pablo Pérez en un buen nivel, el ex All Boys tuvo que remar desde atrás y esperar su chance para jugar. La doble competencia, en este sentido, le resultó beneficiosa, ya que con la llegada de Guillermo Barros Schelotto al banco, Boca se inclinó por un solo torneo: la Copa Libertadores. De esa forma, el surgido de las inferiores tuvo chances de mostrarse en el ámbito local.

Al igual que tocayo por la banda izquierda (Silva), el zurdo alternó buenas y malas. No pudo destacarse en el Boca muleto que el Mellizo Barros Schelotto armó para el torneo local, pero al menos tuvo algo de rodaje. Las lesiones también atacaron a Colazo, quien sufrió un desgarro en el abductor izquierdo a mediados de abril.

Pese a que Guillermo le dio rodaje en el ámbito local, el volante no tiene lugar en el equipo. Es por eso, que Boca lo dejaría ir y varios equipos están sondeando a Colazo, quien no vería con malos ojos un cambio de aire en busca de la continuidad que el club que lo vio nacer no puede ofrecerle. 

Ofertas no le faltan y el Xeneize podría dejar a un buen recambio de cara al futuro. Después de todo, un zurdo que pueda desempeñar la función de lateral o volante es una joyita que no se encuentra en todos lados.