La clave del éxito del Fortín durante muchos años se encontró en las promesas juveniles de la institución. Desde Leandro Gracián hasta Hernán Toledo. Christian Bassedas intenta, desde que llegó al club, darle a su equipo una identidad basada en la tenencia de la pelota y el manejo criterioso de la misma. Para plasmar esta idea necesita de buenos intérpretes. Quizás es hora que deje de buscar ese futbolista fino y capaz de poner pases entre líneas en el mercado de pases, y pueda darle la confianza al hombre de Concordia para que se encargue de darle un salto de calidad al conjunto velezano.

Tal vez suene un poco apresurado y hasta descabellado pensar que un juvenil pueda ponerse el equipo al hombro y hacerse cargo del toque distintivo y el cambio de ritmo que hace falta en los últimos metros. Lo cierto es que el entrenador fortinero ya ha puesto los ojos en el futuro crack, porque lo sacó del plantel de reserva y lo hizo firmar su primer contrato con la entidad de Liniers. Hoy, el mediocampista entrerriano se entrena con el primer equipo y hasta es titular en los partidos amistosos. No sólo eso, sino que en el último encuentro convirtió el primero de los tres goles que le dieron la victoria a Vélez sobre Atlanta.

El volante de 19 años tuvo un campeonato admirable en el conjunto de reserva. En un equipo que se quedó en la puerta de la final, se lució con su pegada en pelotas paradas y sus asistencias con pases finos y entre líneas. A veces recostado a la izquierda, para poder enganchar y elegir el perfil más favorable; otras veces, jugando plenamente como enganche y moviéndose con total libertad por todo el frente de ataque. Además de asistir a sus compañeros, tiene una cuota goleadora interesante para tratarse de un mediocampista de ley. 

Gonzalo Díaz llegó al club desde México, en teoría, para suplir esa posición. Pero claro, en el plantel de Bassedas no existen los favoritismos y el que esté mejor cuando inicie la competencia ofical será el que ocupe ese terreno como titular. Tal vez puedan jugar juntos, como lo hicieron en el último encuentro de carácter amistoso. Pero si hay algo que está claro es que el cuerpo técnico no debe buscar más un creador, una cabeza que pueda tomarse algunos segundos demás para elegir la mejor opción, cuando todos van a un ritmo atolondrado, un jugador que sea capaz de hacer una pausa y ver a ese hombre que llega en silencio para enfrentarse al arquero y buscar el destino de red. Porque lo tiene en su plantel, se llama Lucas Robertone.