Ariel Holan le devolvió la titularidad al juvenil Alan Franco, quizás a sabiendas de que en casa y ante un rival que se encuentra entre los cinco punteros del campeonato, se necesitaría de su potencia física. Acertó, pues Franco jugó un gran partido ante un buen delantero como Lucas Viatri. La otra duda hasta último momento pasó por si Walter Erviti volvía al once inicial, pero el propio jugador prefirió esperar desde el banco por no estar al 100% físicamente.

Sin muchas modificaciones, entonces, a la cancha salió un equipo que de visitante encontró triunfos gracias a un buen repliegue y mejor contraataque. De local Independiente jugaba a tener la pelota, hacerse dueño del partido y buscar asociaciones en campo rival. Esta vez, se vio a un equipo más cómodo con líneas juntas. Fue Estudiantes quien llevó la iniciativa, y el Rojo buscaba incomodar en rápidas réplicas.

El equipo dirigido por Ariel Holan se puso en ventaja cuando no lo merecía, a través de una brillante chilena de Martín Benítez, quien ha mejorado su nivel en las últimas fechas. A partir de allí el partido se prestaba para hacer circular la pelota con paciencia y retomar el plan de repliegue-contraataque. Pero en una desatención defensiva cuando se iba el primer tiempo, Estudiantes tuvo superioridad numérica en el área y aprovechó para poner el 1-1.

Casi no pudo acomodarse Independiente para jugar el complemento que por otro error, esta vez en pelota parada, ya estaba en desventaja 1-2. El partido pedía entonces que el Rojo se haga dueño de la pelota y avance hacia el arco de Mariano Andújar. Lo hizo, como casi siempre, con más ímpetu que fútbol, y llegó al empate gracias a un penal muy bien ejecutado por Ezequiel Barco.

Ni a Holan ni a Nélson Vivas los cambios le dieron resultado. En el Rojo, a Maximiliano Meza se lo volvió a notar con dificultades para gravitar en la zona central del campo. El ingreso de Erviti dio asociaciones en campo rival, pero no el suficiente para vulnerar a Estudiantes. Hubo chances para ganarlo, sobre todo en los pies de Emanuel Gigliotti, que tuvo una noche errónea. Los minutos finales fueron otra vez una moneda al aire. Cualquiera lo podía ganar. La gente volvió a despedir al equipo con aplausos, sobre todo porque nota un cambio de mentalidad: antes Independiente se desmoronaba ante el primer golpe. Ahora no se rinde nunca. Sigue el invicto de Holan, y continúa también la sequía de triunfos en casa. Más importante que los resultados será definir a qué se quiere jugar en el Libertadores de América, y pulir la idea.