No pasaron ni 24 horas del pitazo de Andrés Merlos que decretó el final del partido en el Monumental. Tigre había vencido 3-2 a River en Núñez luego de 9 años, dando vuelta el marcador. Pero había malas noticias desde Paraná y por ende, el Matador no iba a superar en el promedio a Patronato. Desenlace fatídico. Descenso consumado. Y en el campo de juego, estaba el capitán, Martín Galmarini, llorando desconsoladamente.

No fue un partido más para Patito: pasado (poco destacado) en el Millonario, partido fundamental por los promedios y fue su partido oficial número 361 con la camiseta tigrense. Ya ante Racing había alcanzado a Pedro Pellegata, quien ostentaba el récord de presencias. Galmarini lo pulverizó en su presentación contra River, justo en la fecha final de la Superliga. Sin embargo, no hubo final feliz para acompañar este gran logro del capitán. Las estadísticas quedaron en segundo plano, menos la de la tabla de promedios que condenó al equipo de Victoria a segunda división. Se castigaron tres malos años donde se hicieron mal las cosas.

En zona mixta, Galmarini salió a hablar ante los medios y solo pudo decir lo siguiente, de corazón, con los ánimos partidos: "Algo mal habremos hecho para estar en esta situación. Me duele más que ninguno porque me siento el máximo responsable de este fracaso, de este descenso. Lo que hicimos fue excelente con la llegada de Pipo pero fue muy poco y no alcanzó. Uno iba asimilando de a poquito lo que iba a pasar, cuando llega el golpe, duele". Y respecto a su continuidad, a sus 37 años, solo pudo decir: "No tengo la decisión tomada, hablé algo con mi familia, pero no sé". Más claro, imposible. Sintetizó el dolor sin ponerse el cassette.

Hablar del Patito es remontarse a los períodos más gloriosos de la historia del club: debutó en la Primera B Metropolitana, en 2002, contra Atlanta. Fue bicampeón en tercera división. En la B Nacional, fue figura para que sea posible el inolvidable 2007, ganando el Reducido venciendo a Platense y Chacarita. Se consagró contra Nueva Chicago, marcando un gol en Mataderos para devolver a Tigre a Primera luego de 27 años. De hecho, en la fecha 1 del Apertura 2007, el Patito anotó un golazo contra Gimnasia en La Plata. De nuevo, el volante derecho fue importantísimo en los dorados años siguientes, con los subcampeonatos del Apertura ´07 y Apertura ´08 (el del triangular, Tigre no fue campeón por solo un gol). También del Clausura 2012, con la salvación histórica con el Vasco. Formó parte de las primeras participaciones internacionales del club. Capitán del subcampeón de la Copa Sudamericana 2012, eliminado a Cerro Porteño y Millonarios de Colombia. Capitán en la Copa Libertadores 2013, en el cual el Matador se dio el gusto de ganarle a Palmeiras y Libertad (de visitante). Galmarini jugó toda su carrera en Tigre, salvo en el período 2008-2010 donde estuvo en River y en la temporada 2013-2014, cuando emigró al Atlante mexicano.

Los últimos años de malaria fueron los que condenaron a Tigre, y Galmarini, como siempre, estuvo en cancha en cada campeonato. El declive empezó en 2016, y por eso, se siente responsable. Sin embargo, pocos podrán reprocharle cosas. 361 partidos jugados, 20 goles, la peleó desde tercera división y llevó a Tigre a vivir los mejores años de su vida.