Ahora es oficial, la final de la Copa Libertadores 2019 se jugará el 23 de noviembre en Lima. Tras una reunión en la sede del ente sudamericano entre Alejandro Domínguez, presidente de Conmebol, Rodolfo D´Onofrio, presidente de River Plate y Rodolfo Landim, presidente de Flamengo, la sede para disputar el ultimo, y más importante, encuentro de la actual Copa Libertadores ha sido cambiado.

Esta decisión, lógica y comprensible, se debe al conflictivo momento que vive la nación chilena, sede original de la final, tras una serie de conflictos sociales en las calles en las que se pide la renuncia del actual presidente del país, Sebastián Piñera, por parte de organizaciones sociales. Cualquiera que conocía esta actualidad chilena coincidía en que era imposible realizar un espectáculo de la índole de una final de Copa Libertadores en ese plano.

Esta no será la primera disputa de una final para River Plate ni para Marcelo Gallardo en territorio peruano. El 19 de diciembre del año 2003 River Plate cayó ante Cienciano por 1 a 0 y, tras el empate 3 a 3 del 10 de diciembre del mismo año en el Monumental, el equipo local se hacia con la Copa Sudamericana, convirtiéndose en el primer y único equipo peruano que conseguía un título internacional a nivel clubes, galardón que aún mantiene en la actualidad. En aquella oportunidad, Gallardo aun se desempeñaba como jugador de River  portando la camiseta número 16 bajo la dirección técnica de Manuel Pellegrini y compartía plantel con jugadores de la talla de Eduardo Coudet, Marcelo Salas, Javier Mascherano y Luis González, entre otros.

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