La recta final. La mitad del camino ya estaba recorrida y había dejado una paridad que aportaba suspenso a la definición. A todo o nada. En tierra propia, con su gente.

"Repleto, no cabe nadie", comentaban en la televisión. Miles aportando calor a una noche fría y tiñendo de azul y blanco la vista de cualquiera. Una provincia paralizada. El interior del país espectante. 120 minutos. Tres gritos. Euforia. Locura. Historia. Godoy Cruz es campeón. Godoy Cruz es de Primera. El único. Y persiste...

Un 20 de mayo de 2006, siempre mayo, el Tomba ascendió a la máxima categoría del fútbol argentino. En una final agónica ante Nueva Chicago, el Expreso puso primera y arrancó con: Sebastián Torrico; Gonzalo Prósperi, Josimar Mosquera, Gustavo Bordicio y Silvio Duarte; Diego Villar, Mariano Torresi, Gastón Martina y Matías Arce; Enzo Pérez y Daniel Giménez. A quienes los acompañaban desde el banco: Nelson Ibáñez, Marcos Barrera, Darío Salomón, Martín Ciccioli, Leandro Garciarena, Ezequiel Chiaramonte y Mauro Poy.

Tras haber empatado en la ida por 1-1 con goles de Mariano Torresi para el Tomba y Federico Higuaín para el Torito, se veían las caras en el Malvinas Argentinas para sentenciar la verdad.

La definición no iba a ser para nada sencilla. Un actualizado 1-1 volvía a apoderarse del marcador, esta vez los responsables fueron Diego Villar para Godoy Cruz y César Carranza para Chicago, lo que obligó a jugarse 30 minutos más. Infartante.

En el suplementario fue Daniel Giménez quien se hizo protagonista anotando un doblete cumpliendo el sueño de todos: ser campeón y jugar en Primera. Los cánticos se cumplían, ya no era más una utopía.

¿Quién podría olvidarse de los goles del Tanque? El primero para el desahogo, el segundo para el delirio.

¿Quién podría olvidarse de las atajadas de Torrico? Esas dos pelotas que traían consigo al demonio mismo pero que no pudieron vencerlo.

¿Quién podría olvidarse del Chocho Llop?

¿Y del Pipa, Mauro Poy, Enzo Pérez, Mariano Torresi, Silvio Duarte?

Un año después intentaron despertar a todo el pueblo bodeguero, pero con el tiempo se desmotró que el sueño ya no era más un sueño, era una realidad latente que podía más que cualquier otra cosa. Godoy Cruz tropezó y cayó, pero levantó cabeza y se recuperó casi al instante. Posteriormente, se luchó en varias ocasiones por la permanencia, la última hace dos años atrás pero no volvió a caer.

Hoy, Godoy Cruz hace honor a los reunidos en 1921, a Feliciano Gambarte, a los soldados del ascenso del 94, a los tan preciados campeones del 2005 y ascendidos del 2006, a quienes devolvieron la categoría en el 2008, a los que la mantuvieron en el 2009. Al inolvidable equipo del 2010, a los que jugaron Copas Libertadores y Sudamericanas; a los que merecían el campeonato en el 2011 y las manos negras no se los permitieron. A toda la gente, a todo el pueblo bodeguero que acompañó siempre a estos colores.

Godoy Cruz va contra todo y todos para revalidar a Mendoza y a todo el fútbol del interior.

Para seguir haciendo historia... ¡Salud, Tomba!

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