Un antes y un después. El primer semestre del Millonario, donde sólo perdió dos veces, fue casi perfecto: luchó hasta el final en el Torneo de la Independencia y fue subcampeón, para clasificar a la Copa Libertadores 2018, logró acceder a octavos y cuartos de la Copa Libertadores sin problemas, ganó el Superclásico en La Bombonera y en cancha, había un once sin grietas y muy sólido. Sin embargo, todo cambió de julio a noviembre: se fue la dupla goleadora (Driussi/Alario), hubo dos casos de doping en jugadores vitales (Martínez Quarta y Mayada), eliminación polémica en la Libertadores, llegaron siete refuerzos de los cuales solo están respondiendo Enzo Pérez (lesionado) e Ignacio Scocco y encima, en la Superliga, River está 13º, con 15 puntos en 12 partidos jugados, a 12 de los punteros (y puede terminar el año a 15 de Boca).

El sábado se jugará la final de la Copa Argentina, ante Atlético Tucumán. River llega golpeado y bajo de fútbol.

De ser un equipo que salía a ganar en cualquier cancha, este nuevo River, emparchado y aún lastimado psicológicamente, perder se hizo una costumbre. Y lo dicen los números: en la Superliga, de los últimos seis partidos jugados, perdió cinco: Talleres (0-4), Boca (1-2), Independiente (0-1), Newell´s (1-3) y Gimnasia (1-2). En el medio, la caída copera ante Lanús (2-4). El oasis fue el 2-0 a Unión en el Monumental. Sumó tres puntos de 18 en el campeonato doméstico, y yendo en retrospectiva, de la fecha 4 a la 12, acumuó seis unidades de 27 en disputa. Preocupante.

El nivel de juego fue decayendo, sobre todo porque el Muñeco, con el material que dispone, todavía no logra encajar sus piezas para un buen funcionamiento colectivo: anoche, en La Plata, dispuso de un 4-4-2, con Enrique Bologna en el arco; Milton Casco de 4 (bien en ataque a pesar de haber fallado un gol insólito, muy flojo atrás), en la zaga central Jonatan Maidana y Javier Pinola, que siguen sin acoplarse, Marcelo Saracchi de 3; en el medio por derecha Ignacio Fernández, un doble cinco compuesto de Leonardo Ponzio e Iván Rossi, y por el otro extremo Nicolás De La Cruz (luego ingresó Pity Martínez, más punzante en la parte ofensiva), y la dupla ofensiva, con Scocco y Rafael Santos Borré. A priori, era para encontrar más equilibrio y no sufrir tanto en defensa, pero nada de eso pasó. No hay muchas más variantes, mientras Jorge Moreira sigue recuperándose, y en el banco aguardaron Gonzalo Montiel y Ariel Rojas, de nivel decreciente en los últimos encuentros.

La defensa sigue sin responder. En la Superliga, sólo se mantuvo el arco en cero ante Temperley y Unión. 

El Lobo, bien plantado , aprovechó al máximo los errores millonarios, como en el primer gol, que vino tras un tiro de esquina de River y un erro de Casco: Dibble recorrió más de 50 metros con pelota dominada, remató, Bologna dio rebote y Colazo abrió el marcador. Con pocas ideas, River llegó al empate gracias  aun tiro libre genial ejecutado por Scocco, pero al minuto 47 del ST, cuando parecía que cada uno se repartía un punto, Alemán, absolutamente solo y sin marca, remató de media distancia y puso el 2-1 final.

Hay poco para destacar: Bologna volvió a responder, sobre todo en un mano a mano de Dribble, que recibió un mal lateral de Ponzio y no tuvo problemas en pasar a Pinola y quedar cara a cara, pero Beto la sacó con el pie. Pudo haber hecho algo más en el primer gol, aunque la realidad es que dos jugadores de Gimnasia estaban libres. Dentro de lo malo de la defensa, la segunda más goleada del torneo con 18 goles encajados (sólo lo superan Temperley y el propio Gimnasia, que recibieron 19), Bologna se afianzó y será titular en la final de la Copa Argentina, mientras Germán Lux y Augusto Batalla quedaron totalmente relegados. Asimismo, Nacho Scocco se reencontró con el gol y lleva 14 festejos este semestre, un hecho para nada menor.

Se viene el último partido del año, el sábado que viene en Mendoza, ante Atlético Tucumán. Será la oportunidad de lograr el título de la Copa Argentina por segunda vez consecutiva y finalizar 2017 con una estrella, que sólo sería un consuelo en caso de concretarse, ya que el balance es malo, no se cumplieron los objetivos y el bajo nivel individual supone un mercado de pases activo en Núñez. Ante el Decano, no será un equipo muy diferente al de ayer.