Esta mañana, el All England Lawn Tennis Club (AELTC), organizador del torneo de Wimbledon, el tercer Grand Slam de la temporada, anunció un cambio en el formato de los partidos. A partir de 2019, se aplicará el tie-break en el quinto set en los hombres y en el tercero en las mujeres.

Esta nueva medida, que se utilizará cuando el resultado esté 12-12 en el último set del partido, tiene como objetivo achicar la duración de los cotejos y disminuir el cansancio físico y mental de los y las tenistas.

El anuncio salió esta mañana desde la cuenta oficial del certamen y en el aparecen las declaraciones de Philip Brook, presidente del AELTC, quién dijo lo siguiente: "Al llegar a esta decisión, el Comité de AELTC buscó la opinión de jugadores y oficiales, analizó dos décadas de datos de partidos y consideró otros factores, entre ellos, la complejidad de la programación y la experiencia del espectador .Nuestra opinión era que había llegado el momento de introducir un método de desempate para los partidos que no habían llegado a su conclusión natural en un punto razonable durante el conjunto decisivo. Si bien sabemos que las instancias de partidos que se extienden profundamente en el conjunto final son raras, creemos que un desempate a 12-12 da como resultado un equilibrio equitativo entre permitir a los jugadores la oportunidad de completar el partido para obtener ventaja, al tiempo que ofrecemos la certeza de que el partido llegará a una conclusión en un plazo aceptable".

Con esta nueva resolución, se dice adiós a aquellos partidos inolvidables dónde el quinto set parecía no tener fin. Uno de los más recordados tuvo lugar este año en las semifinales del certamen. Allí, John Isner y Kevin Anderson disputaron un partidazo, el cual fue victoria para el sudafricano por 7-6 / 6-7 / 6-7/ 6-4 y 26/24, en un total de 6 horas y 36 minutos.

Otro que también será muy recordado es aquel partido en primera ronda del año 2010, el cuál también tuvo como protagonista al estadounidense John Isner, quién derrotó al francés Nicolas Mahut por 6–4/ 3–6/ 6–7(7)/ 7–6(3) y 70–68, en 11 horas y 5 minutos de juego. Aquel encuentro debió disputarse entre los días 24 y 26 de junio de aquel año y al día de hoy es el partido con mayor duración de la historia del tenis.