El estadio Metropolitano de Barranquilla fue el escenario de un partido que dejó un resultado desalentador. Millonarios consiguió un empate que en otras épocas era positivo. Con la obligación de ganar, este 1-1 es más que una derrota. El equipo tuvo una presentación positiva con respecto a los encuentros previos. Stiven Vega y otros juveniles son la esperanza de un Millonarios competitivo en el futuro.
El equipo embajador arrancó el encuentro con actitud y una estrategia fija: ocupar la mitad de la cancha. Para esto, un jugador sería clave. Stiven Vega, quien hace varios partidos ha gozado de los elogios de su entrenador, fue el termómetro de Millonarios en el primer tiempo. Él tiene la virtud de recuperación y creación de juego. Alberto Gamero lo ha convertido en un arma indispensable cada fin de semana.
Su actuación se centró más en el sector derecho, sin embargo siempre con la opción de salida. Uno de los más agradecidos con esta decisión de tener a Vega de titular es Jhon Duque, quien tiene un apoyo que le da la opción de salir con más libertad.
Stiven Vega y en general el equipo azul, cumplieron una labor positiva en el primer tiempo. Ocuparon el largo y ancho del medio campo cortando los pases profundos que podían llegar a Teófilo Gutiérrez o Carmelo Valencia.
Sin embargo, el calor de Barranquilla en una noche con abundante humedad pesó en el rendimiento de Millonarios y del canterano. Esto se vio reflejado con la con una falta y posterior tarjeta amarilla en el minuto 62. Dos minutos después, Junior convirtió. Agotado pero después de haber dejado la piel en la cancha, Vega fue sustituido en el minuto 85 por Moreno. Solo sensaciones positivas pudo dejar este joven volante.
Esta liga, sin duda alguna, no ha sido para Millonarios en cuanto a resultados. Aún quedan por jugar varios partidos. Es difícil. Pero el gran resultado que ha conseguido el equipo azul en 2020 ha sido la continuidad de su sangre joven, que es la esperanza en un futuro cercano.