El duelo de la pasada madrugada entre los Minnesota Timberwolves y los Sacramento Kings prometía grandes dosis de showtime, dado el cariz claramente ofensivo de ambos conjuntos. Los dos sienten predilección por un baloncesto rápido, anotando en superioridad numérica frente al rival en transición defensiva. Sin embargo, también comparten un ínfimo nivel defensivo, que les ha llevado a caer derrotados casi siempre que el encuentro tiene que discernirse en los últimos minutos. Además, el choque prometía un duelo de alta gama entre el center Demarcus Cousins, elegido mejor jugador de la semana en la Conferencia Oeste, y el power forward con más talento de la NBA, Kevin Love. La primera parte prácticamente les sirvió como toma de contacto, mientras que en la segunda tiraron de su equipo en momentos de máxima complicación, ofreciendo jugadas de gran calidad.

Ricky Rubio cuajó una actuación cuanto menos discreta, con solo cinco puntos y cinco asistencias, a las que hay que sumar otras cinco pérdidas. Los únicos puntos que el base del Masnou logró llegaron en los primeros tres minutos. De hecho, parecía que el partido de Ricky llevaría otros derroteros cuando anotaba con facilidad nada más arrancar el partido. Pero a Ricky los puntos no se le caen de las manos y pronto su idilio con el aro se diluyó.

El primer cuarto fue de tanteo, ya que ambos conjuntos se mostraron timoratos, sin excesiva intensidad defensiva. El marcador oscilaba arriba y abajo, pero nunca con una distancia superior a los cuatro puntos. Nikola Pekovic supo sobreponerse a Cousins en estos primeros compases, pese a sólo lanzar dos veces a canasta, dado que su labor defensiva anuló la aportación del center californiano. Los titulares de Minnesota no encontraban el ritmo al partido, especialmente sus baluartes ofensivos, los ”Kevins” (Love y Martin). La entrada de la segunda unidad de los Wolves trajo minutos de frescura para un quinteto visiblemente fatigado y sin ideas. Por los Kings, la mejor noticia, aparte del excelso rendimiento de Rudy Gay, fue la aparición en pista de un “viejo lobo” de apenas 21 años: Derrick Williams. El ex de Minnesota estaba muy motivado ante su anterior público, con ganas de demostrar su talento ante el entrenador que nunca le quiso. Williams ofreció durante la primera parte jugadas de enorme talento, propio de un número dos del draft. Finalmente, Sacramento se mantuvo arriba en el primer cuarto (24-23) gracias a ciertos desajustes defensivos de Minny.

El segundo cuarto comenzó con una canasta made in Jose “Jordan” Barea, a modo de tráiler de lo que veríamos en el último periodo. Los suplentes de Minnesota mantuvieron el tipo por momentos, aunque el partido entró en una fase errática, sin apenas acierto de cara al aro. Turiaf disputó unos minutos de gran calidad, sobre todo en el rebote ofensivo. Barea y Shved, se mostraron individualistas como casi siempre.

“Lob City” Sacramento

La segunda unidad de Minnesota no estaba del todo acertada, pero la mala transición defensiva de los Kings favorecía la llegada de puntos. En mitad del cuarto, Chase Budinger anotó un triple que ponía por delante a Minnesota después de muchos minutos a remolque, aunque rápidamente fue contestado por Gay. La línea ascendente experimentada por los Wolves se esfumó con la entrada de los titulares en pista. Los siguientes minutos fueron los mejores de Sacramento en el partido, en modo “Lob City”, sumando alley oop tras alley oop. El principal protagonista era Rudy Gay, quien finalizó el cuarto con un 8 de 11 en tiros, un 2 de 2 en triples y 21 puntos.

"Thomas sangraba la zona rival con cada penetración"

Los últimos compases del primer tiempo expusieron las debilidades de Minnesota. La falta de intensidad en la zona, ya innata de estos Wolves incapaces de intimidar a ningún hombre alto rival, se traducía en puntos de los Kings, bien por penetraciones de Isaiah Thomas o bien por duelos directos al poste. Incluso Aaron Gray, pívot de condiciones limitadas, supo rascar en la zona. Al descanso se llegó con un marcador de 58 a 47 favorable a Sacramento. Pekovic y Love apenas sumaban 9 puntos entre ambos y Ricky no contabilizaba ni una asistencia.

Tras el descanso, Minnesota supo que debía involucrar a sus hombres importantes si quería tener alguna posibilidad. Love, Pekovic o Corey Brewer estaban más activos y aportaban algunas acciones de mérito que mantenían a Minnesota. Love incluso colocó a los suyos a siete puntos con cuatro puntos consecutivos, la distancia más corta que tuvieron en este tercer cuarto. Los porcentajes de ambos conjuntos decrecieron y los fallos se sucedieron hasta que de nuevo fue Sacramento encontró la llave para abrir una y otra vez la defensa de los Wolves. Esa llave fue Isaiah Thomas.  Ricky Rubio (que ya contabilizaba cinco pérdidas) seguía sin dar acto de presencia en el encuentro, y sufría  en defensa ante el eléctrico base californiano. El menudo Thomas aceleró el ritmo del encuentro y sangraba la zona rival con cada penetración cual puñalada.

Los Kings dominaban de 12 a falta de seis minutos (71-59). Los titulares de Minnesota dejaban serias dudas ante su público, siendo incapaces de anotar y errando lanzamientos cómodos en bandeja o sin oposición rival. La única manera de anotar llegaba después de robar un balón. En cambio, Sacramento jugaba muy cómodo en ataque, anotando fácilmente a través de Gay o Thomas que encontraban siempre posiciones cómodas para lanzar. Con poco mantenían la distancia ante los tímidos envites de Minnesota.

Love, con el equipo a la espalda

El último cuarto comenzó con una ventaja de 10 en el luminoso (73-83). Thomas seguía on fire y pronto estableció el +13 con un triple. Sacramento se limitó a dejar pasar los minutos, contestando cada acierto contrario. Cousins, que ya había despertado en el inicio de la segunda parte, destrozaba en defensa a los endebles Pekovic y Love. A falta de tres minutos para finalizar el encuentro la ventaja era de ya de 11 para los Kings.

Pero las victorias para Sacramento nunca son tan fáciles y de nuevo la excesiva relajación dió pie a un intento de remontada de los locales. Los Kings, como equipo joven y perdedor, suelen permitir abultados parciales en cortos periodos de tiempo.  Thomas no supo llevar el ritmo que requería el partido ante la presión a toda pista de los Wolves y su entrenador, Malone, se equivocó al dejar al base solo en la subida del balón, propiciando robos de su rival en las últimas posesiones. A falta de un minuto y medio el partido tornó en locura: Barea colocó a los suyos a tres con un minuto por delante; Cousins volvió a establecer los cinco de margen; Love anotó un triple para colocar a dos a los Wolves con 19 segundos por jugar; Gay contestó el triple pero Love se lo devolvió rápidamente; tiros para Cousins… hasta que en el último segundo Barea marró el triple que habría forzado la prórroga en una posición muy forzada. Los Minnesota Timberwolves volvieron a perder en un partido con final ajustado (y ya van once partidos de once posibles), esta vez sin Ricky en pista en el último cuarto por su nefasto encuentro.