Imagine por un instante esta bonita historia de superación: una mujer de solo 16 años de edad dio a luz a un niño; el padre de la criatura, con problemas con la bebida no quiso saber nada de él. Así, la madre tuvo que criarle sola hasta que conoció a otro hombre que para desgracia suya acabó en la cárcel por tráfico de drogas. Pero no todo era tristeza en la familia, sus otros dos hijos y la indiscutible ayuda de unos amigos de la familia la ayudaron en todo lo que pudieron. Para que el niño se alejara del mundo de las drogas y la delincuencia, la madre le regaló una canasta y un balón de baloncesto. Ese niño se pasaba todo el día practicando, sacó todas sus fuerzas adelante y consiguió llegar hasta lo más alto en la mejor liga de baloncesto del mundo.

Vuelta a la actualidad. Si la historia de ese niño llegase a los medios, se convertiría en un ejemplo a seguir para muchos por conseguir sus sueños a pesar de encontrarse con numerosos obstáculos en el camino. Pero bien, la realidad no es así. El chico del que se está hablando es LeBron James, cuatro veces MVP de la NBA y a pesar de todo ello, una de las personas más odiadas en este mundo.

Muchas estrellas juveniles, cuando obtienen la fama cambian por completo. Olvidan sus orígenes, se empiezan a juntar con nuevas personas de mayor nivel adquisitivo y dejan de lado todo lo que habían sido hasta ese momento. En el caso de LeBron, no fue así. Con solo 17 años el alero firmó un contrato de 90 millones con Nike. "Nike es la empresa adecuada, que ha llegado con un producto adecuado y en el momento adecuado para mantenerme durante mi carrera deportiva dentro y fuera de la cancha", declaró el jugador. Pero a diferencia de muchos otros, a LeBron no se le subió a la cabeza. Con ese dinero, le compró una nueva casa a su madre y ayudó económicamente a los compañeros de su equipo Sian, Dru, Romeo, Willie y Frankie a los que considera desde entonces sus "hermanos".

Llegada a la NBA

Así, tras su paso por St. Vincent and St. Mary, James llegó como número uno del draft a la NBA. Batiendo todos los records de precocidad, como anécdota y dice mucho de él, el primer triple-doble que consiguió en la liga se lo dedicó a su jugador referencia desde pequeño, Jason Kidd. Para quién no lo sepa, Kidd es el segundo máximo asistente de la historia de la NBA y elegido en dos ocasiones jugador más deportivo de la liga, algo que no se asemeja a la imagen que se proyecta de LeBron. Noche tras noche, James se encontraba con los jugadores que habían llenado las paredes de su habitación en Akron. Movido por su ansia de victoria consiguió levantar una de las peores franquicias de la liga, Cleveland Cavaliers.

Y esta es una de las cosas que se le puede recriminar a Lebron, la búsqueda del éxito por su propia cuenta. En los Cavs nunca contó con compañeros que pudisen seguir su ritmo, pero tampoco les dio la oportunidad de demostrarlo. Quizás esta fue la causa de su repentina transformación, el verse solo ante el peligro le convirtió en un jugador "chupón" y sin confianza en sus compañeros (cosa que no ocurrió en el High School). Si a todo esto, le sumamos la elección del número 23 se encuentran algunas las bases del odio que desprende. Ese número, el de Jordan, en América es toda una institución y no gustaba que un chico prepotente lo luciera con esa chulería. Pero no todo fue negativo en aquella época, su primer MVP se lo dedicó a su madre en una de las ceremonias más emotivas de este galardón (muy parecida a la reciente de Durant).

The chosen, tatuaje que luce en su espalda, conoció el sabor de la derrota en sus primeros años de competición. Esa fue una de las razones que le hicieron huir de Cleveland para buscar el calor en la bahía de Miami. Allí se encontró con dos jugadores que le dieron confianza desde el principio, Wade y Bosh. Por fín, LeBron encontraba un equipo de sus dimensiones y con compañeros de verdadero nivel. El primer año fue duro, todo el mundo le tenía ganas, desde acusaciones de "vendido" hasta "cobarde" por tener que buscar jugadores de nivel para luchar por el título. Ese mismo año, el título se le volvía a escapar en las finales, y ante un equipo repleto de veteranos, entre ellos, su ídolo Kidd, que enseñaron lo que era el verdadero juego en equipo.

Borrón y cuenta nueva

Ese verano fue complicado para la estrella de Ohio, tras muchos días de reflexión comprendió sus errores. A pesar de contar con un gran equipo, seguía sin confiar en ellos. La llegada de Ray Allen supuso un gran acierto; un jugador veterano, campeón y buen compañero. LeBron descubrió que sin ellos nunca podría encontrar el éxito y recordó aquel equipo campeón de St.Vincent.

Comenzó la temporada, James probó suerte con el nuevo estilo y las victorias llegaban solas. Lo bueno de todo, que el haber aumentado la circulación de bola todo el equipo mejoró el porcentaje de tiro durante toda la temporada. LeBron James no tenía tanta presión como otros años bajo sus hombros, y eso influyó en su tiro, que mejoró en casi un 10 % en todas las posiciones. Al final de temporada, el esfuerzo por cambiar su juego le llevó a obtener todos los títulos posibles de la temporada: MVP, campeón de la NBA, MVP de las finales y oro en los juegos olímpicos de Pekín. La fórmula parece que tuvo éxito.

Desde aquí, lo que ha pasado es sabido por todos. Miami es un equipo imparable en el Este, por cuarto año en las finales de la NBA. LeBron ha comprendido lo que es tener amigos en el equipo y ha pasado de ser un líder fuera de la pista a serlo dentro de ella. LeBron, en unas declaraciones del verano de 2013, dijo a la ESPN: "Yo tenía siete hermanos tras salir de St.Vincent, dos biológicos y cinco compañeros, pero ahora tengo nueve. Dwyane y Chris siempre estarán en el corazón". Pero no solo su relación con el Big Three ha cambiado, esta temporada ha compartido por las redes sociales numerosos regalos que ha hecho a todos los integrantes de los Heat, como la entrega de un cinturón de campeón de la WWE a cada jugador.

La imagen de niño caprichoso ha quedado apartada, la llegada de sus tres hijos ha influido mucho. Padre y compañero perfecto, el nuevo LeBron es el que se paseaba por los pasillos de su instituto de nuevo. Lo único que no ha cambiado es su ansia de victoria, y eso nunca pasará. Durante los Playoffs, la estrella cierra todas sus cuentas sociales desde aquel verano de reflexión, muestra de su total compromiso con la franquicia de Florida.

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Sobre el autor
Alvaro González
Colaborador de la Redacción NBA. Amante del deporte y deportista en tiempos libres. Nacido en Talavera de la Reina y orgulloso de ello.