“Un pequeño paso para la NBA, y un gran paso para la Euroliga” es la frase que se me ocurre para definir el fichaje de David Blatt para dirigir la próxima temporada los Cleveland Cavaliers, apoyándome en la que Neil Armstrong dirigió a la población un 21 de julio de 1969 tras pisar la luna. Y creo que no exagero, al lado del baloncesto europeo la NBA es el gran satélite.  Desde la llegada de los primeros europeos al baloncesto americano en la década de los 80´s el respeto hacia nuestro continente ha creciendo a pasos agigantados, pero siempre dentro de la cancha en la faceta de jugador. El puesto de entrenador jefe había sido siempre un tabú para los nuestros, tanto por el estilo de juego como por la desconfianza de los aficionados.

Cierto es que David Blatt es americano de nacimiento, pero si analizamos su carrera profesional poco encontraremos la palabra USA en su andadura como jugador y entrenador. Representa el estilo europeo, y da un paso primordial para la llegada de estos a la NBA, y de su éxito depende mucho. Nacido en la ciudad de Lousville, se formó en la prestigiosa universidad de Princeton (Nueva Jersey) donde formó parte del equipo de baloncesto durante las temporadas 1977-1981. Ese mismo año, su último como universitario antes de apuntarse al Draft para entrar en la NBA, consiguió la medalla de Oro con la selección norteamericana en los juegos Macabeos de Tel Aviv. Para quién no lo sepa, estos son la ramificación de los juegos olímpicos para la población exclusivamente judía del planeta, extraños pero que se celebran desde 1945 como forma de unificación del pueblo judío tras la II Guerra Mundial. Fue tal la atracción que sintió por la religión judía en aquel acontecimiento, que decidió irse a vivir allí para comenzar una nueva vida. Alternando equipos de segundo nivel, su carrera como jugador no fue la más destacada.

Tras varios años en tierras sagradas, consiguió la doble nacionalidad. Empezando en el Dinamo de San Petersburgo como entrenador, consiguió la Eurocopa de la FIBA en el año de su fundación. Compaginando la faceta de seleccionador con la de entrenador, se convierte en el seleccionador de Israel llevándola a su segunda participación en los Juegos Olímpicos de Atenas después de 50 años. Dejando su querida Rusia, llega al Pallacanestro Treviso italiano donde consigue el triplete (liga, copa y supercopa) en los dos años que militó. En 2006, le llega su primera gran oportunidad convirtiéndose en el primer seleccionador no ruso que dirige este país, durante los seis años que se mantiene el puesto convierte a Rusia campeona de Europa y tercer clasificado en los J.J.O.O de Londres estableciendo a Rusia como la gran potencia del baloncesto tras España y USA. Pero para finiquitar su trayectoria en el baloncesto europeo, consigue la Euroliga con el Maccabi Tel Aviv, dando la campanada ante equipos que “a priori” parecían favoritos al título con un juego de pizarra espectacular. 

La llegada a Cavs y sus planes modificados

Si analizamos los equipos en los que David Blatt ha estado, encontramos la combinación del estilo europeo con el americano. Sus equipos suelen estar formados por un base anotador, sobre el que cae el mayor peso, un alero alto con buena mano y un pívot dominador en la pintura pero por su físico más que por su calidad. Ponemos ejemplos para dejar claro esto: como bases, Blatt ha utilizado durante su carrera a Jeremy Pargo (Dinamo) y Tyrese Rice (Maccabi); jugadores de raza negra con gran bote y entrada a canasta, muy similares al juego de Kirie Irving aunque a menor nivel. Como aleros, David Blu, el jugador que siempre le ha seguido (Dinamo y Maccabi) y Kirilenko en la selección rusa, altos y con buena mano que pueden jugar como ala-pívots sin problemas. Si llevamos esto a los Cavs, el jugador que estaba en esa posición cuando llegó a un acuerdo con la franquicia de Ohio era Luol Deng, totalmente comparable al estilo de los dos anteriores. Y como pívot, Sofo Schortsanitis y Nenad Krstic, parecidos a Varejao en lo que se refiere a su lucha y entrega bajo los aros. Hasta aquí todo encaja con el equipo que va a dirigir la temporada que viene. Pero la llegada de Lebron, modifica todos sus planes, de forma obligada. Entrenador rígido y de con carácter, la llegada a la NBA parece justa, pues Europa se le quedaba pequeña.

Para entender el peso sobre el que ha caído encima de este hombre, pongamos un ejemplo utilizando deporte más sencillo de entender, el fútbol: Imaginemos que un entrenador lleva varios años de éxito en segunda división y decide de la noche a la mañana firmar por un equipo de primera aspirante a entrar en puestos europeos como puede ser la Real Sociedad, su presión sería importante, ahora añadamos que ficha en un hipotético caso un jugador de la talla de CR7 o Messi. La presión de los medios se le echaría encima y se le exigiría el máximo. Pues al bueno de David Blatt le pasa lo mismo. A su llegada se le exigía el pase a Playoffs, ahora el título.

La combinación de Blatt, un entrenador que llega de Europa, donde predomina el juego combinativo; con un jugador que acapara la cancha entera y que se juega para él. Pero si pensamos que Lebron es un jugador individual, estamos equivocados. En sus anteriores Cavs, no encontró el apoyo de los compañeros, y aun así consiguió ser el mejor jugador de la liga dos años; pero en Miami la presencia de jugadores de calidad le ayudaron a mejorar en todas las facetas haciéndole un jugador completo. Esta vez, en su vuelta a Cleveland cuenta con jugadores de nivel como Irving, Waiters o el rookie Wiggins en los que puede apoyarse. Ahí es donde estará la clave del éxito que está en manos de David Blatt. Si sabe aguantar la presión y llevar al equipo a su juego, lo tendrá todo garantizado.