Si por Navidad el Almendro volvió a casa, pasadas las fiestas es el turno de que uno de los emigrantes del baloncesto hispalense vuelva por tierras sevillanas, al menos de visita. El CB Tarragona jugará esta jornada de LEB Plata en la pista del Club Baloncesto Morón, por lo que será la vez que más cerca esté de su casa Diego Gallardo este curso. El joven escolta se marchó el pasado verano cedido al equipo tarraconense por el Baloncesto Sevilla, con la intención de hacerse hombre después de haberse hecho un nombre (pequeño aún) dentro de este deporte, el cual aprendió en su provincia, a la que vuelve este sábado.

Diego Gallardo prácticamente nació (baloncestísticamente hablando) en el Baloncesto Sevilla. Allí creció y creció, quemando las diversas etapas de formación en los escalafones inferiores hasta dar el salto al primer equipo, del que formó parte la campaña anterior con 18 años, quizás de forma demasiado prematura. Como era esperable, el de Montequinto apenas contó ni para Scott Roth ni para Casimiro, tan solo saltando a la pista en nueve ocasiones en Liga Endesa (sumando un total de 26 minutos) y seis en Eurocup. Su escasísima participación le generó sensaciones a veces dulces y a veces amargas. Codearse con jugadores de primer nivel llena, pero llegar al día de partido y quedarse en el banquillo vacía.

Contento tras un duro año que le sirvió para aprender

Gallardo durante un partido ACB (Imagen: CB Sevilla).

El propio escolta, a punto de cumplir los 20 años (lo hará el 6 de febrero), reconoce a VAVEL que el curso pasado lo llegó a pasar mal: "Hubo momentos en los que no me sentía ni jugador. Es jodido cuando no participas en los partidos". Eso le llevó, por tanto, a buscar una salida de cara a la presente temporada, pues "necesitaba minutos" y "la experiencia" es algo que "se gana jugando partidos". Con la intención de marcharse del club de sus amores a modo de cesión (le queda aún contrato por delante), Gallardo tuvo un verano "movidito", afirma, "no solo por los clubes que pedían la cesión sino también por la situación de incertidumbre que se estaba viviendo en el Baloncesto Sevilla".

Pese a que "no fueron muchos los equipos" que le pidieron a préstamo, pues apenas habían podido verle jugar el año anterior, sí hubo varios. Pero él no dudó en decantarse por el Club Baloncesto Tarragona en cuanto este apareció. Sus caminos se unieron y ahí tuvo mucho de culpa la figura del técnico tarraconense, Berni Álvarez. El que fuera jugador de Lleida o Valencia, entre otros, jugó un papel fundamental a la hora de que Diego Gallardo recalase en El Serrallo. Ambos se conocían de la selección española sub18, de la que Berni Álvarez es uno de sus entrenadores.

La importancia de Berni Álvarez para irse a Tarragona

Sabedor de lo que el sevillano podría aportar a su equipo y pulidor de jóvenes como lo es él, Álvarez se llevó a Gallardo para Tarragona, donde ahora se encuentra "contento y agusto", tanto con el club como con la ciudad y, sobre todo, con su entrenador: "Tuve la suerte de que Berni ya me conocía. Él fue clave para que yo me viniese a Tarragona, por su manera de entender el baloncesto. Tenemos una visión del juego como a mi me gusta". Además, el tiro es otro de los nexos en común que a ambos les une: "Quiero ser un tirador, como era él cuando jugaba. Me transmite su experiencia, y me ayuda a aprender para mejorarlo".

Gallardo, máximo asistente del CB Tarragona y segundo con más minutos

Aunque posea una muñeca en buena forma, Gallardo es ambicioso y no se conforma solo con eso. Busca ser un jugador más completo para poder aportar diversas variantes a su equipo. "El año pasado amplié mi repertorio. Hay que saber hacer más cosas para cuando las otras no te salgan. Con Javi Carrasco entrené mucho el curso pasado para mejorar, como por ejemplo penetrando o reboteando. Tienes que tener un juego amplio si quieres seguir en el baloncesto". Rodeado de profesionales, aprendió de muchos antes de partir rumbo a Tarragona, mostrándose además comprensivo con la falta de minutos que tuvo: "Si hay una temporada dura como la del año pasado es normal que no te la juegues poniendo a un joven".

Y es que la difícil campaña 2013/14 que tuvo el Baloncesto Sevilla fue de lo más variopinta, como asevera Gallardo: "Si hasta los veteranos estaban perdidos, imagínate como estaba yo. Pero de esos momentos se aprende y ya los tienes para el futuro, sabiendo que se pueden sacar adelante. Berni Rodríguez me ayudó mucho en ese sentido, aconsejandome con lo que se puede hacer y lo que no".

​Diego Gallardo fue presentado como jugador del Caja para la 13/14 junto a Thames y Berni (Imagen: CB Sevilla).​

Con todo eso ganado llegó el de Montequinto a El Serrato en verano, donde se asentó como una pieza importante desde el principio. Ya en pretemporada selló la victoria frente al FC Barcelona B con un triple en el último segundo. A día de hoy, tras 13 jornadas disputadas de LEB Plata, promedia 25 minutos por encuentro, 11'53 puntos (40% de acierto en el tiro de dos y 32% en el tiro de tres),dos asistencias y 7'3 de valoración. Es el jugador cebetista que más asistencias ha dado este curso y que más triples ha tirado, el segundo con mayor número de minutos, el tercero en puntos y el quinto en valoración. Los galones se los ha ganado a base de bien, como en la jornada 12 ante Valladolid, terminando con 27 puntos como máximo anotador del encuentro, después de firmar un 6/9 en triples. Su gran acierto desde la línea de tres no es, ni mucho menos, flor de un día, teniendo el precedente más claro en el partido de Liga EBA en el que anotó 10 de un total de 12 intentos.

Con sangre 'cajista', su ilusión no es otra que volver

Diego Gallardo pertenece a una de las camadas más exitosas del Baloncesto Sevilla de un tiempo hacia acá. En sus más de diez años ligado a la cantera del club, el escolta conquistó el Campeonato de España cadete en Marín en 2012, y los dos años siguientes fue cuarto a nivel nacional con su equipo en categoría júnior. Junto a él se encontraban Rafa Monclova; Carlos Hidalgo, enrolado al filial del Fuenlabrada; Adrián Carrión, que milita en la Universidad Grand Canyon de la NCAA; y Tomeu Rigo, quien recogió el testigo del propio Gallardo en el presente curso para formar parte del primer plantel sevillano. El culmen de todos ellos como equipo llegó, después de pasar por el Torneo de Hospitalet, en Roma. Allí el por entonces Cajasol se alzó con el Nike International Junior Tournament de la 13/14 ante los ojos de Europa. Gallardo recuerda gratamente aquella gloriosa experiencia: "Se dieron las circunstancias perfectas, tanto de técnicos como de jugadores para ganar. No contábamos con ganar pero lo hicimos, y ahora la cantera del Baloncesto Sevilla es una de las importantes".

Diego Gallardo padre (primero por la derecha de la 2ª fila) durante la  87/88 en el Caja | Imagen: CB Sevilla.

Una vida ligada al club sevillano la del escolta, cuya sangre ya estaba tintada de los colores cajistas desde la cuna. Su padre, Diego Gallardo, formó parte de la primera plantilla de la historia del Caja San Fernando, también ocupando la posición de escolta. La saga de los Gallardo no queda solo ahí, y ya por detrás llega su hermano pequeño, quien también pertenece a los escalafones inferiores de la entidad hispalense.

Gallardo: "Necesito ganar reputación y que confíen en mi. Mi ilusión es volver"

Pero ahora, lejos de casa, Diego hace memoria de sus vivencias mientras se prepara con la intención de poder volver algún día. Eso sí, sin obsesionarse y sabiendo que quizás no llegue ni a ocurrir. Porque lo primero es lo primero: ser un mejor jugador de baloncesto. "Tengo carencias defensivas, es algo que siempre me han dicho. Es ahí donde más puedo mejorar, para poder demostrar mi evolución y que no solo soy un tirador", asevera el actual jugador del CB Tarragona. "Quiero ganar experiencia y poder volver a Sevilla, pero teniendo minutos y siendo importante para el equipo. Necesito ganarme esa reputación para que confíen en mí. No se si podré volver el año que viene, o ni siquiera si podré volver, pero esa es mi ilusión", sentencia Gallardo. Con esa ilusión es con la que trabaja en El Serrallo, donde disfrutan de un emigrante cajista que espera, como el Almendro, regresar a casa, y no solo por Navidad.