El Iberostar Tenerife concluyó la temporada como el cuarto equipo de la Liga Endesa que más asistencias repartió en la fase regular. Con 575 pases de canasta en total (16,9 por partido), los aurinegros solo fueron superados en este aspecto por el Barcelona, el Real Madrid, y el Valencia, los tres primeros clasificados de la ACB y tres de los cuatro equipos que más puntos anotaron en toda la liga. Se trata por tanto de una cifra bastante meritoria, más aún teniendo en cuenta que más del 62% de las canastas chicharreras llegaron tras asistencia.

Este dato habla es un claro reflejo de una de las principales virtudes del conjunto de Vidorreta: su circulación de balón. Los insulares cuentan con un elenco de grandes pasadores como San Miguel, Beirán, Richotti o White, lo que les permite mover la bola con criterio para encontrar situaciones de lanzamiento cómodas tanto en el exterior como en el interior. La agresividad de sus exteriores en las penetraciones les ayuda también en este aspecto, pues obliga a las ayudas rivales a estar muy atentas y genera nuevas líneas de pase. No es casualidad que los tinerfeños sean el tercer equipo que menos balones pierde.

No obstante, estos buenos pases no se podrían aprovechar tanto sin buenos movimientos sin balón. Hombres como Abromaitis, O'Leary o Beirán acostumbran a realizar cortes hacia el aro buscando pases desde posiciones interiores o exteriores para finalizar en bandeja, y es algo que ha dado también muchos puntos al Iberostar. Cada ataque es una auténtica red de movimientos y pases destinados a desbordar a la defensa rival.

Esta capacidad del equipo para hacer brillar el bloque por encima de las individualidades ha estado presente desde el primer año en esta nueva etapa en la máxima categoría, pero no por ello debería hacérsele menos caso. Salvo en momentos puntuales de determinados partidos, en los que se ha recurrido, entre otros, a Richotti y White por su explosividad y su acierto exterior o a Beirán y sus movimientos en el poste bajo, el ataque canarista nunca ha dependido de una figura estelar. Ha sido el ejercicio coral el que ha permitido a los aurinegros brillar en la estadística y mantener un ritmo constante de victorias pese a los altibajos de sus jugadores. Si amar es dar y recibir, la plantilla ha demostrado mucho amor mútuo a base de asistencias.