Dallas es una ciudad que ha experimentado un gran descenso dentro del panorama baloncestístico estadounidense en los últimos años. De anotación baja y baloncesto pedante, la actual temporada de los Mavericks sólo anela reengancharse al tren de unos Playoffs en el que cada vez hay menos sitio para ellos. En ese contexto de aparentes catastróficas desdichas, una cosa es clara: hacía mucho tiempo que la ciudad de Texas no vivía un final de partido tan emocionante.

Desde el comienzo del encuentro los locales siempre fueron a remolque, pero una gran segunda mitad les hizo tener una oportunidad de llevarse el partido. Y casi lo consiguen.

18.4 segundos en el marcador para el final del encuentro. Dallas lidera el partido por un punto, 109-110, y los Blazers sacan de fondo para exprimir la que aparentemente sería la última posesión de la noche. No saben lo que les espera. McCollum sube el balon y, para sorpresa de todos los allí presentes, la defensa de los Mavericks le permite realizar una entrada a canasta por el lado izquierdo del aro. Anota y Finney-Smith comete falta sobre el. El escolta tampoco perdona el tiro adicional y los Blazers se ponen dos arriba, 112-110.

Los locales vulven a marchar por detrás, otro partido que se les escapa... Si no fuera por 'Robin Hood'. El genio de Wurzburgo recibió el balón más allás de la línea de triple. Escorado a la izquierda, como a él le gusta. Restaban 6.3 segundos cuando recibió el balón, 3.9 cuando encestó. En poco más de dos segundo había hecho otra genialidad. 112-113. Nowitzki era el héroe, los Mavs estaban de vuelta.

Tiempo muerto en pista y los campeones en 2011 de la NBA sólo tenían que defender cuatro segundos para llevarse el partido. Todo el mundo miraba a Lillard, pero fue de nuevo CJ McCollum el que recibió el balón de Plumlee. Wesley Matthews no le defiende bien y se queda atrás, Harrison Barnes salta tarde a la ayuda y el ex de la Universidad de Lehigh anota el definitivo. De nuevo desde el tiro libre, aunque esta vez con una 'bombita'. 114-113 y 0.3 segundos en el luminoso. Los Blazers ganaban el partido con un agónico final.