El deporte es un fenómeno muy volátil, en el que se puede estar en lo más alto y, de repente, caer a los infiernos. El equipo de Pablo Laso tuvo, hace no mucho tiempo, un momento de delicadeza en la que mucha gente empezó a cuestionar a los jugadores y al entrenador. Sin embargo, el equipo, después de todo lo que ha tenido que atravesar, consigue sacar los partidos adelante y encadena actualmente una racha de once victorias consecutivas, seis de ellas en Euroliga.

Esta vez, la víctima, fue el Khimki ruso, posiblemente el equipo revelación del torneo, ocupando desde el principio una plaza de los playoffs. Se antojaba como un duelo complicado, pero los hombres de Pablo Laso lo ha vuelto hacer y esta vez, por todo lo alto, con una de esas victorias que suben la moral sustancialmente. Y lo increíble de todo esto, es que aún habrá gente que critique o cuestione el trabajo de Pablo Laso. La misma gente que aprovecha para criticarlo a la mínima.

Mejores desde el primer minuto

Desde el primer minuto el Madrid demostró estar mucho más enchufado en el partido y rápidamente, tras unos buenísimos minutos de Causeur y Tavares, el Madrid empezaba a dominar el partido con una diferencia de 7-9 puntos. También jugó unos minutos muy buenos Trey Thompkins, que está atravesando, quizás, su mejor momento desde que llegó al Real Madrid. El quinteto que había confeccionado Pablo Laso había funcionado a las mil maravillas en el primer cuarto, y aún faltaba por saltar al parqué a hombres como Luka Doncic, Felipe Reyes o Rudy Fernández. 17-26 terminó el primer cuarto y con la sensación de que si se apretaba al comienzo del segundo periodo, el Madrid podría sentenciar el partido con una ventaja muy amplia ante uno de los mejores equipos europeos.

Un segundo cuarto para el recuerdo

Fue el Khimki, o mejor dicho, el jugador Gill Anthony el que consiguió cinco puntos y acercó al equipo ruso en el marcador. Sin embargo, este arreón se trató de un espejismo que no evitó que el rumbo natural del partido siguiera su cauce. El Madrid encadenó un parcial completamente mortal de 0-16 que rompió el partido por completo. El marcador reflejaba 22-43 con un Jaycee Carroll acertado y un Luka Doncic que, sin desplegar todo su potencial, era determinante y marcaba las diferencias de forma francamente insultante. Se llegaba al descanso con 31-51 y el Khimki no tenía respuesta ante el aluvión madridista. La estrella Shved no estaba tampoco muy inspirado y todo apuntaba que la fiesta madridista iba a continuar.

Rudy empezó a enchufar triples

El tercer cuarto tuvo poco interés y menos acción. El juego se ralentizó y la anotación cayó. Volvió a destacar ‘Edy’ Tavares, que estuvo muy intuitivo para el rebote y tapón, además de un Rudy Fernández que tuvo mucho acierto en el tiro y acabó el partido siendo el máximo anotador blanco, con 16 puntos y 5/6 en triples. Shved seguía tirando del carro pero también provocando muchas pérdidas. Se mantuvo una amplía distancia de 18 puntos a falta de un cuarto.

El último periodo mantuvo la misma tendencia y diferencia en el marcador pero con una anotación mayor. Las defensas se relajaron y empezaron a anotarse puntos sin mucho control. Pablo Laso tiró de fondo de banquillo para un final sin nada que destacar.

Nueva victoria madridista que le coloca con once victorias y seis derrotas, situándose en el cuarto lugar de la tabla de la Euroliga. Lo que está realizando el equipo tiene un mérito impresionante y no está recibiendo los elogios que se merece.