La final de la Liga Endesa está más viva que nunca tras un segundo partido en el que el Real Madrid debía demostrar que es capaz de vencer en Vitoria, y para ello, debía vencer en casa y a poder ser, con mucha autoridad para llenarse de moral y esperanza de cara a los duelos que se avecinan en Vitoria. El guion ideal para los de Pablo Laso se cumplió, y eso que al comienzo del partido, la puesta en escena hacía pensar que se volvería a ver un partido muy igualado que se decidiría por detalles.

El mejor comienzo de la historia de las finales

En el primer cuarto, ambos equipos salieron lanzados al ataque y poco comprometidos en defensa, lo que propició que se vieran los diez primeros minutos más anotadores de la historia de una final de Liga Endesa, y es que con un resultado de 28-33, se superaba la cifra de 62 puntos anotados en total en el primer periodo, y es que jugadores como Felipe Reyes, Jeff Taylor, Luca Vildoza o Matt Janning empezaron muy enchufados y viendo el aro como una piscina de grande. De hecho, el número 11 del Baskonia empezó a anotar triples de forma voraz y acabó siendo el líder anotador de los visitantes.

Al reanudarse el juego en el segundo cuarto, el Madrid comenzó a remar para pegarse en el marcador. Consiguió endosar varios parciales que poco a poco, se iban acumulando para que se recogiera un parcial total de 21-7 a favor de los merengues. La referencia blanca en este cuarto fue Trey Thompkins, que firmó un excepcional partido. Sin embargo, Luca Vildoza y Matt Janning seguían empeñados en mantener al Baskonia cerca en el marcador, pero no se vieron muy acompañados por sus compañeros, por lo que los triples y los puntos de estos dos jugadores exteriores fue un esfuerzo en vano, sobre todo al comienzo del tercer cuarto, que fue el periodo que finiquitó el duelo y las esperanzas de los vitorianos.

Paliza antológica en el tercer cuarto

Cuando los jugadores volvieron de los vestuarios, solo los de un lado salieron con la idea adecuada y la mentalidad. El Madrid ofreció su mejor versión, con un ataque fluido, pero, sobre todo, destacó su impecable e infranqueable defensa. El juego de los blancos fue tan bueno y rozando tan cerca la perfección, que el Baskonia parecía un equipo de mitad de tabla sufriendo una atmósfera en la que jugadores del Madrid y aficionados se unen en un solo grito de euforia, desatando una tormenta perfecta en la que los jugadores de Pablo Laso lo hacían todo bien y de donde parece imposible que cualquier equipo sea capaz de salir vivo del WiZink Center.

Entre los triples de Carroll y los tapones de Edy Tavares (dos de los mejores jugadores en el partido), el público disfrutó de un espectáculo que justifica con creces el baloncesto europeo, aunque muchos insistan en desacreditarlo en comparación con el baloncesto norteamericano. El desenlace de esta tormenta perfecta fue un devastador parcial de 25-5 en ocho minutos que hundió cualquier esperanza de los visitantes a falta de los últimos diez minutos. 83-65 y la fiesta en el Palacio de los Deportes empezaba, como también empezaba la conjura para los partidos en el Fernando Buesa Arena.

Lo sucedido en el último cuarto es anecdótico, con un resultado final de 98-91 que no parece una diferencia muy elevada, pero porque fue recortada en los últimos dos minutos de 16-18 puntos a los definitivos siete puntos de margen. El Madrid vence de una forma que le llena de moral para afrontar la ardua tarea de robar una victoria en Vitoria para poder levantar el título de liga frente a su afición en el hipotético quinto partido.