Jiennense, criado en Málaga y hoy afincado en Sevilla. Así es Alfonso Sánchez, uno de los jugadores del nuevo Betis Energía Plus que continúa de la temporada pasada. Este verano ha renovado por dos años su compromiso con la entidad andaluza, donde ha encontrado una estabilidad y continuidad que parecía nunca haber tenido previamente debido a las numerosas lesiones que sufrió y que cortaron su procesión.

Nacido en Jaén, el trabajo de sus progenitores lo llevó a la Costa del Sol, el lugar donde pasó sus primeros años y en el que comenzó a jugar al deporte que hoy le da de comer. Sus buenos inicios en Marbella le abrieron camino en la cantera del Unicaja, el equipo donde fue creciendo poco a poco hasta alcanzar la ACB. Debutó en noviembre de 2005 a las órdenes de Scariolo ante Llanera Menorca. Aquel día anotó sus dos primeros puntos en Liga en los cinco minutos que estuvo en pista. Tanto aquella temporada como la siguiente alternó con el filial malagueño de LEB2 con partidos con el primer equipo. Además, logró la medalla de plata en el Eurobasket sub-20, prueba de su carácter de promesa. Por fin, en 2007, Scariolo le dio la oportunidad de formar parte del primer equipo. Sin embargo, ahí es cuando a Alfonso le llegó la desgracia.

El 17 de octubre de 2007, a los trece segundos de partido, Sánchez se rompió el ligamento anterior de la rodilla derecha. Una lesión como esa lo lastraría durante toda la temporada. Pero no quedó ahí. Unas semanas antes, en una caída, se había dañado la muñeca, aunque los médicos no lo vieron correctamente. Al volver a entrenar, Alfonso comenzó a notar dolores fuertes en esa parte del cuerpo y entonces es cuando se le diagnosticó la fractura. El retraso en la intervención hizo las cosas aún más difíciles. Un tiempo después, los médicos comprobaron que el hueso no solo no soldaba, si no que se había separado más y existía una necrosis.

Por fin, tras otra intervención, en febrero de 2009 pudo volver a jugar. Pero entonces el técnico de Unicaja ya no era Scariolo, sino Aíto García Reneses. Sin hueco en la rotación, Sánchez salió cedido a Lucentum Alicante, en LEB Oro, desde donde recaló en Obradoiro, el primer lugar en el que tuvo cierto protagonismo en ACB. La temporada 2009/2010 promedió unos cinco puntos en los veinte minutos que disputó por encuentro. De allí, se mudó a San Sebastián, donde volvió a sufrir otra grave lesión de rodilla, en este caso la contraria. Con ello empezó otro nuevo calvario.

Desde 2011 hasta 2014 vivió sus peores años. Llegó a estar sin equipo dos temporadas enteras, viviendo del paro. Entre media, disputó la LEB con Ourense. Incluso llegó a plantearse el dejar el baloncesto y comenzó a buscar formas alternativas de ganarse la vida, como empezar a estudiar Fisioterapia. De vuelta a Málaga, estuvo entrenando con Unicaja y pasó a jugar con el Clínicas Rincón, donde por fin mostró su calidad. Con casi media hora por partido, pasó de la decena de puntos, con buenos porcentajes de tiro. Esos méritos lograron que volviera a la ACB con Manresa esa misma temporada. Todo parecía reconducirse. En 2015 fichó por Sevilla, donde la pasada temporada por fin disfrutó del baloncesto sin preocupaciones. Ahora, estará dos temporadas más en las filas del Betis Energía Plus. Con todo lo superado, Alfonso Sánchez probablemente vea cada partido como un triunfo. Con cuatro operaciones y tres lesiones graves, cualquier cosa que signifique jugar es positiva.