Willy Villar es la esperanza. Estudiantes ha fichado a uno de los directores deportivos más codiciados de la liga nacional en la última década. Junto a José Luis Mateo, de Obradoiro, Villar se ha labrado una reputación como alguien que sabe exprimir el margen económico en el que se mueve su equipo para hacer plantillas competitivas y compensadas. Ahora es su oportunidad de seguir ese trabajo en Movistar Estudiantes.

La pretemporada ha comenzado con buen pie en los despachos. A falta de lo más importante, la continuación o no de la junta directiva actual al frente del club, el puesto crítico del director deportivo ya está bien cubierto. Eduardo Pascual había sido un lastre durante dos temporadas, con fichajes poco contrastados y de escaso rendimiento final, además de confección de plantillas a las que se le fueron poniendo parches durante el trasncurso de los partidos.

Con Pascual ya fuera del club, el fichaje de Willy Villar viene a rememorar la época del primer no-descenso, curiosamente, cuando se fichó a Himar Ojeda -alguien con el mismo poso y valía que Villar- para este mismo puesto. Ojeda acabó de manera inexplicable muy pronto su recorrido con los colegiales. ¿Correrá la misma suerte?

El Club Estudiantes es una entidad caótica, más en los últimos tiempos. Son muchas cabezas visibles, muchas personas con puestos de responsabilidad las que quieren opinar y decidir, demasiado arroz para tan poco pollo. Que hayan tomado la determinación de contratar a alguien que de verdad vale para el puesto, que haya existido este consenso en un puesto tan delicado y una situación de no retorno, debe ser para estar contentos.

En un momento crítico, el fichaje de Willy Villar cambia el curso de los acontecimientos. Falta ver si es el único cambio de renombre o habrá más. Lo próximo, un nuevo entrenador.