En su país le llaman Manudona, y no es casualidad. Argentina, donde la sota, caballo y rey del deporte es el fútbol, también tiene un astro en el deporte de la canasta, su nombre es Emanuel Ginóbili (Bahía Blanca, 1977). El palmarés de Manu es extenso: cuatro campeonatos de la NBA, una Euroliga, medalla de oro olímpica, dos veces All-Star de la NBA, etc. Su llegada a la NBA en 2002 supuso un antes y un después en la historia del baloncesto argentino.

Fue elegido en una posición baja del Draft (puesto 57 de la 2ª ronda), pero aquí entró en juego la capacidad de los ojeadores de los San Antonio Spurs para oler el talento: escogieron a un discreto jugador que militaba el Viola Reggio Calabria italiano, que antes de embarcarse en la aventura americana decidió jugar unos años más en Europa, ganando dos Copas de Italia (2001 y 2002), una liga italiana (2001) y una Euroliga (2001), todo ello en las filas del Kinder Bolonia; siendo el MVP de la segunda Copa, de la liga y de las finales de la Euroliga. Una vez más, los Spurs habían conseguido hacerse con uno de los mejores jugadores que militaba en el viejo continente a un precio insignificante.

Manu en su etapa europea | Foto: Euroleague
Manu en su etapa europea | Foto: Euroleague

En el año 2002 decidió incorporarse a las órdenes de Gregg Popovich, no sin antes lograr una meritoria plata para su país en el Mundobasket de ese verano. Su primer año en la mejor liga del mundo no fue fácil, solo salió de titular en 5 de los 69 partidos que disputó y le costó mucho adaptar su estilo de juego al baloncesto que allí se jugaba. Aún con todo, consiguió hacerse con su primer anillo en las finales contra New Jersey Nets, jugando un papel más importante en playoffs que el que había desempeñado durante el resto del año. A partir de ahí su baloncesto solo fue hacia arriba: pasó de promediar 7.6 puntos en su año de rookie, a 12.8 en la segunda temporada y 16 en la tercera; esta última fue la de su consagración definitiva, siendo elegido para disputar el All-Star de la NBA, aunque en calidad de reserva. Durante aquella maravillosa campaña, Ginóbili consiguió un Career High de 48 puntos contra Phoenix Suns y fue pieza fundamental para que los de Texas se hicieran con su tercer campeonato, el segundo en su cuenta particular, en unas durísimas finales contra los vigentes campeones, Detroit Pistons.

La siguiente temporada estuvo marcada por las constantes lesiones de pie y tobillo, pero en la 2006-2007 resurgió. Su equipo consiguió el mejor récord de la temporada y barrió en las finales a los Cleveland Cavaliers de LeBron James (4-0), haciéndose con otro campeonato más y consagrando el ‘Big Three’ que formaba junto a Tony Parker y Tim Duncan. A pesar de no conseguir revalidar el título, la 2007-2008 fue su mejor campaña a nivel personal: 19.5 puntos por partido y elegido Mejor Sexto Hombre de la NBA. Los años venideros fueron una travesía en el desierto para la franquicia, su presencia en playoffs fue constante pero no consiguieron hacer nada grande, salvo llegar a unas finales de conferencia en el año 2012. A nivel personal, Manu fue elegido All-Star por segunda (y última vez) en el año 2011, firmando una gran temporada.

Tras llegar a las finales del 2013 y caer derrotados ante Miami Heat, los Spurs se toman al revancha al año siguiente y se proclaman con el quinto y último campeonato de su historia, el cuarto para nuestro protagonista. A pesar de que la edad le ha hecho pegar un bajón estadístico durante los últimos años, la capacidad competitiva de Emanuel sigue intacta, sigue siendo pieza fundamental en el esquema de Popovich.

Pero hablar de Ginóbili es también hablar de la Selección Argentina, con la que ha cosechado numerosos éxitos: a la ya mencionada plata en el Mundial de 2002 hay que sumarle dos oros en Campeonatos FIBA Américas (2001 y 2011) y, por supuesto, el oro olímpico de Atenas 2004, en el que fue elegido MVP del torneo tras promediar 19.3 puntos por partido, eliminando en semifinales al poderoso Team USA y ganando la final frente a Italia, este oro fue la recompensa a un histórico equipo, formado por jugadores de la talla de Andrés Nocioni o Luis Scola. Su último torneo a nivel de selecciones fue el verano pasado, los Juegos Olímpicos de Río, en los que tras caer en cuartos de final contra Estados Unidos, se vio reconocido por Coach K como uno de los mejores jugadores a los que se ha enfrentado.

Entre su palmarés destaca un oro olímpico | Foto: AFP
Entre su palmarés destaca un oro olímpico | Foto: AFP

¿Y por qué este preciso momento para hablar sobre Ginóbili? Porque después de su brillante serie contra los Houston Rockets (que culminó anoche con el 4-2 en la eliminatoria), Manu ha adquirido el estatus de leyenda viva de la NBA. Porque todos los jugadores necesitan un punto de inflexión, una gran jugada después de una exquisita carrera, una gran jugada que haga que los espectadores digan: este tío es inmortal. Para LeBron James fue el tapón sobre Iguodala, y para Manudona ese punto de inflexión también llegó en forma de tapón, el tapón sobre James Harden en el quinto juego de la serie, que permitió evitar una posible prórroga. Una jugada de astucia, de perro viejo, que le ha elevado a los altares baloncestísticos después de quince temporadas en la mejor liga del mundo.

Puede que para páginas como Basketball Reference, Ginóbili solo tenga una posibilidad del 20% de ser futuro Hall of Fame; pero para nosotros, amantes de este deporte, tanto españoles como estadounidenses como argentinos, tú, Manu, ya eres Hall of Fame. Porque tienes algo especial, porque entiendes esto como nadie, porque no paras de hacernos disfrutar. Por todo eso, tengo algo que decirte: no te retires nunca, genio.