Máximo goleador de la liga portuguesa en su primera temporada, con 22 goles, elegido mejor jugador del campeonato en los meses de octubre, noviembre y febrero, el colombiano Jackson Martínez marca las diferencias en un Oporto todopoderoso en la Liga, que lidera con 53 puntos.

Este jugador, desconocido en el panorama futbolístico europeo, está siendo la revelación de la temporada. Con un promedio goleador de 1,1 tantos por partidos, solamente superado por Lionel Messi, es uno de los mejores delanteros del continente, superando a jugadores como Van Persie, Lewandowski, Ibrahimovic o Cavani.

El Oporto necesitaba como agua de mayo la figura de un goleador con el olfato necesario para poder hacer olvidar las marchas de Hulk y Radamel Falcao, dos figuras de vital importancia para el equipo luso. En la búsqueda, el club del Douro decidió apostar por la calidad de un futbolista que no había pisado un terreno de juego europeo. Es la misma fórmula de éxito que lleva siguiendo el club portugués desde hace años. Figuras como las ya mencionadas Falcao y Hulk, unidas a nombres como Lucho González o el también colombiano James Rodríguez le avalan. Y en esta ocasión, el resultado fue igual de beneficioso.

Procedente del Jaguares mexicano, en el que anotó 28 goles en 58 partidos, Jackson Martínez llegaba a Portugal con la presión de tener que hacer una brillante temporada, algo que superaba actualmente con sus estadísticas goleadoras.

De jugador mediocre a delantero indiscutible

La calidad de Jackson Martínez tardó en llegar. Comenzó su carrera futbolística en los clubes aficionados de Deportivo Encizo y Coopebombas, ambos de la ciudad de Medellín, de donde es natal. De allí pasó al equipo más importante de la ciudad, el Independiente, en el que debutó hace nueve años bajo las órdenes de Pedro Sarmiento.

Durante los tres años siguientes las apariciones de Jackson en un terreno de juego brillaban por su ausencia. Torpe, con poca movilidad dentro del campo y con unas pérdidas de balones incontables, tanto el cuerpo técnico como la afición perdían la paciencia. Estos últimos incluso le dedicaban cánticos en tono de burla. Pero en el 2008 el destino hizo que su nombre empezase a cobrar importancia en un equipo que cada vez más necesitaba sus goles.

"Tienes que trabajar duro y darlo todo para que las cosas cambien", le aconsejó su entrenador

Las palabras del entrenador Santiago Escobar le hicieron cambiar su rumbo. El técnico le aconsejó que "el camino no era el de enfrentarse a los aficionados, sino trabajar duro y darlo todo para que las cosas cambiaran". Y así fue. Esa temporada firmó diez tantos en 23 encuentros. La prensa colombiana fue cambiando su opinión respecto a Jackson y, en la temporada siguiente, una lesión en su pie derecho no impidió que rompiese el récord de anotación en un torneo, con 18 goles, llevando a su equipo a conquistar el campeonato y ser elegido mejor jugador del año. Una temporada que sería el preludio de su conversión a gran goleador.

Equipos como River Plate, Racing de Avellaneda o Uslan Hyundai de Corea del Sur querían hacerse con los servicios de un jugador que aún no había demostrado su valía al completo. Finalmente, el colombiano recaló en las filas del Jaguares Chiapas de México, junto a su compatriota Luis Fernando Mosquera. Sus goles lo llevaron a ser el segundo mejor goleador de la historia de este equipo.

En el verano pasado, la pasión creada por sus botas llamó la atención de clubes británicos como Liverpool, Fulham o Stoke City, Pero fue finalmente el Oporto, con una inversión de 11 millones de dólares, el que fichó a esta joya que aún tiene muchas porterías que conquistar.

Fiebre colombiana

La garra goleadora de Falcao abrió una fiebre por jugadores del país sudamericano en el Oporto. Junto a Jackson se encuentra los jóvenes Héctor Quiñones y James Rodríguez, cuya calidad y visión de juego lo convierten en unos de los líderes del conjunto del norte de Portugal. Este joven jugador, nacido en 1991, es también una de las claves del éxito de la selección colombiana, que no contaba con tantos futbolistas de talla mundial entre sus filas desde la época de Asprilla, Freddy Rincón o Carlos Valderrama, a finales de los años 80 y principios de los 90.

Y no solo en Portugal destacan los futbolistas cafeteros. Un total de quince ligas europeas cuentan entre sus filas con jugadores de este país. En España el nombre de Radamel Falcao es un pilar importante para la casi perfecta temporada del Atlético de Madrid, segundo en liga y finalista de la Copa del Rey. En Italia o Francia destacan Cristian Zapata en el AC Milan, Pablo Armero en la Fiorentina, Freddy Guarín en el Inter de Milán o el portero David Ospina en el Niza francés. Inglaterra, Alemania, Bélgica o Rusia disfrutan de las estrellas colombianas.

Y lo mismo pasa por toda América, desde Canadá a Argentina e, incluso, hasta en las ligas exóticas de Arabia Saudí, Corea del Sur, China o Japón con nombres como Juan Palomino, Mauricio Molina, Giovanni Moreno o Dánilson Córdoba respectivamente.

En definitiva, la mejor generación de futbolistas cafeteros tiene el placer de contar con, junto a Falcao, uno de los mejores delanteros de Europa que, con sus 24 años, aún tiene mucho fútbol y un número aún mayor de goles por celebrar. Su carácter bravo e intrépido, unido a su velocidad y pegada lo convierten en un diamante en bruto con una gran presencia en las agendas de los clubes más importantes del continente.

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Sobre el autor
Iago Fandiño Bonome
Periodista licenciado por la USC. A Coruña.