Instalado en un sabor insípido. Pese a contar con buenos números en las últimas diez jornadas (son el segundo mejor equipo por detrás del Manchester United), la sensación en el norte de Londres es que toda buena racha encuentra su fin en cuanto el conjunto de Wenger se juega algo. Esa es la situación de un Arsenal al que el paso de las jornadas le ha permitido situarse en la recta final de la temporada cerca de su objetivo: una plaza en la Champions League después de perder a dos de sus puntales en verano. Más beneficiados por la irregularidad de sus rivales que por su propia mejoría en el juego, los ‘Gunners’ recibían a un Norwich muy necesitado de puntos. Los hombres de Chris Hughton, cuya permanencia parecía asegurada hace unas jornadas, han entrado en una dinámica negativa que les ha llevado demasiado cerca del descenso: 2 victorias desde mediados de diciembre no son números dignos para un equipo que quiera conservar la categoría. Con estas premisas, ambos equipos se plantaban hoy en busca de la redención.

Primera parte sin ocasiones

La primera parte mostró llegadas con cuentagotas de un Arsenal que no trenzaba ni combinaba con la alegría que se le presupone a un equipo dirigido por Wenger. A falta de siete jornadas para el final, los londinenses se encuentran a dos puntos de la tercera plaza,  pero la irregularidad en su juego no reflejaba esa posición cercana a las zonas de privilegio. El Norwich se prodigó poco en ataque, pero no necesitó emplearse a fondo defensivamente para contrarrestar un Arsenal que confiaba quizá en abrir el marcador más por inercia que por fútbol.

El Arsenal apenas inquietó a un rival que quería puntuar como fuera en el Emirates

La medular local no carburaba, y solo alguna jugada aislada ocasionó peligro en la portería defendida por Ruddy. Con más sensación que realidad, un encuentro insulso llegó al descanso con una nota de esperanza: los últimos ataques del Arsenal en el tiempo añadido, con varios saques de esquina a favor, prometían más guerra en el segundo acto después de un comienzo francamente decepcionante.

Más épica que historia en el segundo tiempo

El ímpetu del Arsenal en la segunda parte se fue diluyendo con el paso de los minutos, que parecían pesar en las piernas de los locales, la fatiga permitía algún que otro contraataque al Norwich, cuyas mejores oportunidades podían venir a balón parado. La primera oportunidad clara fue para Wilshere, cuyo tiro rebotó en un jugador visitante, hecho que desencadenó las protestas en la grada local, que reclamaba penalti. Era un sentimiento demasiado familiar, los locales no daban la impresión de poder batir a Bunn, y el paso de los minutos acrecentó esa sensación tan conocida y vivida en el Emirates durante las últimas temporadas. Y en ese clima apareció Turner. Después de un buen saque de falta de Snodgrass en el vértice derecho del área, el central inglés se adelantó a la defensa local para cabecear el balón y batir a Fabianski.  La ventaja visitante a media hora del final era un mazazo que complicaba aún más la misión de los Gunners. Wenger movió el banquillo y la grada resoplaba ante la perspectiva de tener que remontar un partido a priori sencillo.

El centro del campo del Arsenal, poblado con futbolistas creativos pero con poca profundiadd por bandas, dejó paso a Walcott, uno de los amuletos de la grada cuando se persigue el rescate de una situación complicada. Entró también Podolski para dar calidad a la línea de ataque. Wilshere, corazón de Islington pero lejos de su mejor forma, y Gervinho, bastante desaparecido, dejaron paso a unos actores de reparto cuya función podía verse empañada ya por un Norwich conservador. Los visitantes dieron un paso atrás y el guión del partido era claro: balón para el Arsenal, el partido a la medida del Norwich y la grada desesperada. Las carreras de Walcott eran causas perdidas por el marcaje que recibía, Giroud volvía a parecer ese delantero sin profundidad cuya utilidad en el Arsenal es eternamente cuestionada. La primera jugada bien combinada en ataque, una asistencia de Giroud hacia Podolski, acababa con el balón estrellado al travesaño. Quedaban solo diez minutos para el pitido final. El estadio, la temporada, el club, Wenger y todo aquello relacionado con el Arsenal estaba sumido en un mar de dudas. Hasta que la casualidad permitió un giro total a los aires pesimistas que habían ocupado hasta entonces la tarde en el campo del Arsenal. Un agarrón tan claro como innecesario y una caída de Giroud que indignó a los trabajadores jugadores del Norwich. El asistente pitó penalti y todo cambió.

El penalti sobre Giroud en el 83' cambió el partido

Arteta anotó pese a los esfuerzos de Bunn, que tocó el balón y adivinó el sentido del lanzamiento del jugador donostiarra. A un gol de la victoria, otro cambio de Wenger, Oxlade-Chamberlain, marcó la diferencia. El extremo inglés inició la jugada que ilusionaría de nuevo al Emirates, una pared rápida acabó en asistencia hacia el área pequeña, donde Giroud solo tuvo que rematar para desatar la euforia entre los locales. El 2-1 tiraba por tierra el trabajo del Norwich, que ya hacía cuentas con los puntos para alejarse de un descenso que sigue siendo una seria posibilidad después de otra derrota.

Howson respondió enseguida con fiereza después de una buena asistencia de Kei Kamara, el autor del penalti que dio vida a los locales. El tiro del medio inglés fue atajado por Fabianski, y el córner resultante fue la última incursión del Norwich en un partido donde la victoria quizá habría sido un premio excesivo, aunque la indiferencia del Arsenal seguramente tampoco merecía tres puntos vitales para seguir luchando por una plaza en la Champions. Ya en el tiempo añadido, un tiro de Podolski desde fuera del área batió por bajo a Bunn, sentenciando a los ‘Canaries’ y relanzando al Arsenal hacia la tercera plaza momentánea a la espera del partido del Chelsea.

Las sensaciones no fueron las mejores, el juego no fue óptimo, pero los cambios de Wenger consiguieron esta vez salvar los muebles y mantener la llama europea viva en un escenario que quiere seguir en la élite con los recursos futbolísticos que, año a año, prefieren embarcarse en otras aventuras más excitantes. La victoria de hoy servirá para demostrar que, de momento, los ‘Gunners’ aún aspiran a mantener el cartel de equipo de liga de campeones. Si eso servirá para mantener a los escasos mimbres que aún mantienen, es otra historia.