Japón comienza a tener esa vitola de clásico en las fases finales mundialistas, ya que con esta será la quinta vez consecutiva que haga acto de presencia en un Mundial. Mucho ha crecido y cambiado el equipo asiático desde Francia 98, cuando jugó su primera Copa del Mundo.
La principal diferencia es que la selección nipona no está compuesta únicamente de jugadores que juegan en la liga de su país y, sobre ello, Yoshida destaca que "es importante ser capaz de plantar cara a diario a jugadores de primera clase" para que se haya producido una evolución. Además, espera que el progreso continúe y que, tras el Mundial, haya "más japoneses jugando en ligas foráneas".
De hecho, Maya Yoshida considera que en su caso le ha servido para "compartir mi juego con futbolistas muy distintos, holandeses e ingleses muy fuertes físicamente", haciendo que los partidos internacionales sean "ahora algo de lo más corriente". En ese sentido, cree que ha ayudado Zaccheroni, quien les "ha enseñado a competir con los mejores equipos europeos sin por ello abandonar el estilo japonés".
Por último, el central del Southampton revela objetivo en forma de sueño de "alcanzar un resultado mejor que en la edición anterior". Un mundial de Sudáfrica en el que vio a algunos de sus actuales compañeros dar "muestras de su talento" y en el que "jugar en la fase final dejó de ser un sueño abstracto y se convirtió para mí en un objetivo concreto".