La Serie A está de vuelta. Un año más, el Nápoles de Benítez luchará por destronar a una Juventus que parece estar muy cómoda en el primer puesto. Su rival, el Genoa, luchará por salvarse. Para ello, ambos conjuntos se han reforzado con hombres importantes como Matri, Pinilla o Michu.

Benítez, hombre de pocos cambios, solo hizo debutar a Koulibaly. El resto, los habituales. Higuaín iba a ser el principal peligro en ataque junto a Hamsik, Callejón e Insigne. Por su parte, Gasperini dio entrada en el once a Perotti y Pinilla.

Callejón aclaró el cielo

Nápoles se despertaba tapada. Las nubes habían dejado olvidado al sol. La eliminación de Champions dejó a los de Benítez muy tocados. Prácticamente sin empezar la temporada, el Nápoles había recibido un duro golpe del que debía levantarse rápido si no quería perder opciones por el título. Los jugadores reaccionaron.

Corría el minuto tres de partido cuando Callejón voleó al fondo de las mallas un gran centro de Higuaín. Los primeros rayos de sol aparecieron por Nápoles. Benítez, sabiendo de la importancia del gol, lo celebró con rabia. Aliviado, pidió a los suyos que se centrasen en defensa. Volvieron las nubes.

Al son de 'Pinigol'

Quedan pocos delanteros como Mauricio Pinilla. En su primer partido en el Luigi Ferraris, el delantero dio un recital. Con un gol de ventaja, el Nápoles cedió poco a poco la iniciativa al Genoa. Y así, empezaron a sucederse las ocasiones de los locales. Todo pasaba por Pinilla, y eso, es sinónimo de peligro. Rafael fue la figura de los visitantes sacando varias manos que pudieron suponer el empate.

Pero Pinilla, como todo buen goleador, avisa poco. El internacional chileno se coló entre los centrales para cabecear de manera espléndida al fondo de la red. La crónica de un gol anunciado. La poca ambición está condenando al Nápoles de Benítez en el inicio de temporada. El partido llegó al descanso y eso favoreció a un Nápoles que estaba sobrepasado.

(Pinilla celebra su primer gol de la temporada en la Serie A)

Ni ambición, ni intensidad

Tan solo habían pasado 15 minutos pero el descanso iba a cambiar el partido completamente. El Genoa bajó en intensidad y eso debía hacer mejorar al Nápoles. Mejoró en posesión pero no creó peligro. Y así, el Genoa esperaba a un rival tocado física y anímicamente.

Una de las ocasiones más claras fue para Camilo Zúñiga, que hoy volvía al once, pero un acertado Perin evitó el segundo gol visitante. A medida que pasaban los minutos, los de Benítez fueron encerrando a un Genoa que acusó el despliegue físico de la primera mitad. El partido entró, por momentos, en fases de locura que pudieron decantar el partido hacia cualquier lado.

Cuando más empujaba el Nápoles, Insigne se quedó completamente solo ante Perin. Demostrando su falta de confianza, el italiano estrelló su disparo contra el guardameta que pudo atrapar el balón en dos tiempos. Benítez miraba al cielo a la espera de una señal divina. Iba a llegar desde el banquillo.

Volvió a salir el sol

Aunque todavía con algunos claros, el sol volvió a salir para el Nápoles. De Guzmán, que había entrado en el minuto 74, anotó el gol de la victoria en el minuto 94. Benítez apostó por la épica y el coraje. El español retiró a Hamsik, más técnico, y dio entrada a De Guzmán. La jugada salió bien y una carambola final dio los tres puntos a un Nápoles muy necesitado.