La única especie que sobrevive es la que se adapta a su entorno. La premisa evolutista, propia del concepto científico de que una especie debe estar en constante evolución, ha tenido mucho que ver en la forma de entender la historia del fútbol en general. El rasgo evolutivo es una constante en materia futbolística. Todo en esta vida cambia. Lo único constante es el cambio. Y ese cambio está presente hasta en aquellos que viven arraigados a una ideología ganadora.

Una necesidad de cambio

La evolución llegó al Bayern pasando de la gloria al fracaso. Con la llegada de Pep Guardiola y luego del triplete histórico conseguido por Jupp Heynckes, los bávaros encontraban en el catalán una especie de "Mesías Evolutivo", un ser divino que los guiaría a la permanencia eterna en el poder y les heredaría el "Reino de los Cielos" en forma de título tras título. La consecución del título de liga, en tiempo récord y con registros impresionantes, daba la sensación de que la visión mesiánica de Guardiola no distaba mucho de la realidad. Pero, entonces, llegó la debacle.

La evolución llegó al Bayern pasando de la gloria al fracaso

Un título demasiado pronto y, quizás, hasta demasido fácil fue el veneno que actúo de manera mortal sobre el espíritu de lucha de los bávaros. Un bajón impresionante en su ritmo de juego significó la humillante eliminación de Semifinales de UEFA Champions League ante el Real Madrid con un global de 5-0. Un 1-0 en el Bernabéu y un contundente 0-4 en Allianz Arena frustraron toda la alegría que Guardiola inspiraba en Múnich. Las sombras de la duda asaltaron al catalán y los aficionados se preguntaban si su época dorada estaba extinta y solo pasaría a formar parte de una rica página en la historia del fútbol.

Las formas cambian; la idea central, no

Con un cierre de liga mucho más decoroso que el rumbo emprendido tras el título, llegaba la final de la DFB Pokal ante nada más ni nada menos que el Borussia Dortmund. El fantasma de la Supercopa Alemana y el último partido de liga avecinaban un resultado caótico para los del Bayern. Pero la evolución llegó. Con muchas lesiones en el último tramo de la campaña, Guardiola sorprendió a propios y extraños con un 3-4-3 desde el arranque. Dante, Boateng y Javi Martínez eran la última línea, seguida de Lahm como mediocentro, Hojbjerg por derecha, Rafinha por izquierda y Kroos como nexo creativo, finalizando con Robben, Götze y Müller como tridente ofensivo. El resultado fue un 0-2 en tiempo extra para los bávaros y la resurección de su espíritu mediante la consecución de la Pokal.

Guardiola sorprendió a propios y extraños con un 3-4-3 desde el arranque

Desde ese instante la iluminación asaltó el mundo cerebral del mago de Cataluña y le indicó el camino a seguir. La línea de tres en el fondo había cuajado a la perfección y poco pudo hacer Reus y Lewandowski para romperla. Lahm como eje y Kroos como acompañante pivotearon bien en el centro, mientras Robben y Müller se volvían generosos en las bandas para marcar y atacar al unísono. Desde ese momento se supo el siguiente punto en la escala evolutiva Guardiolista: 3-4-3, la formación del futuro.

Descifrando el secreto del Mago Catalán

Inicialmente, Guardiola gustaba de para a sus equipos en un 4-3-3 claramente definido. Un mediocentro, dos interiores, dos extremos a perfil cambiado y un "falso 9" era la fórmula estándar de Guardiola. Sin embargo, su nuevo diseño del 3-4-3 presenta varias ricas en ofensiva y, sobre todo, en defensiva. Para comenzar, la línea de tres de Guardiola pasó de formar a tres centrales a contar con un elemento sorpresa: David Alaba. El otrora lateral zurdo bajó a la posición de marcador central y encontró el punto e inflexión clave para el nuevo diseño bávaro.

Con Alaba de stopper zurdo, el Bayern gana un desdoble binario por izquierda

Con Alaba de stopper zurdo, el Bayern gana un desdoble binario por izquierda. El fichaje de Bernat y su colocación como lateral izquierdo abren la posibilidad de incorporar dos auténticos velocistas por ese carril, con ambos bajando y diagramando sus subidas de tal forma que uno cubre las espaldas del otro. Además, Alaba, como marcador, se incopora sobre el centro del campo cuando el rival intenta la contra, logrando así que el mediocentro en funciones encuentre un apoyo en el austríaco al momento de contener en velocidad al rival. Con esta variante, el Bayern se vuelve más incisivo en defensa y mortalmente agresivo al ataque al mismo tiempo.

La variante defensiva termina con un doble juego de mediocentros y centrales. En un inicio, con Alaba cubriendo casi tres zonas del campo, Benatia (o el stopper por derecha) hace las mismas funciones que el austríaco, dejando a Boateng como auténtico líbero sobre el centro. Sin embargo, la vocación ofensiva de Guardiola hace que el mediocentro, Xabi Alonso, Lahm o Schweinsteiger, pase a ocupar una posición centrada y se termine posicionando con Boateng para formar un doble cerrojo en defensa con la presión adelantada de Alaba, Benatia y ambos volantes. Prácticamente son cuatro hombres para contener un contragolpe, con Neuer jugando a su mejor estílo: de líbero.

Bayern de Munich 3.4.3 - Football tactics and formations
Bayern de Múnich en parado neutral
Bayern de Munich 3.4.3 - Football tactics and formations
Bayern de Múnich en función ataque-defensa

La funcionalidad del sistema y su binomio exitoso de ataque-defensa radica también en la figura más importante para Guardiola: el mediocentro

En ambos cuadros dentro del mismo terreno de juego, el Bayern gana en una doble función ataque-defensa al generar variantes ofensivas claras y al provocar un resguardo de su zona baja mucho más sólido que el de la temporada pasada. Con Robben como lateral derecho, como contra la Roma en Italia, el equipo crea una función de distracción al reposicionar a los defensas rivales sobre el costado izquierdo y liberar al holandés de marca para encarar en el uno contra uno. Sin embargo, la vitalidad de dicha variante radica también en el sacrificio de Robben para bajar y defender como un auténtico carrilero sobre su sector. Entrega total y calidad derrochada, combinaciones propias de Guardiola.

La funcionalidad del sistema y su binomio exitoso de ataque-defensa radica también en la figura más importante para Guardiola: el mediocentro. El fichaje de Xabi Alonso, sumamente criticado por muchos medios, terminó siendo la apuesta ideal para la evolución bávara. El tolosarra se para como auténtico mariscal de campo y se convierte en el ancla de todo el sistema. Da la salida desde el fondo, abriendo a los centrales, expandiendo a los laterales y reacomodando a los interiores, desplegando todo un abanico de posibilidades y facilitando las opciones de pase en la salida, para contrarrestar la presión asfixiante que pueda producir el rival.

Con Xavi Alonso como mediocentro absoluto, los interiores se nutrieron de variantes interesantes, pasando desde los históricos Lahm y Schweinsteiger (parados como mediocentros alternativos) hasta figuras juveniles como Rode, Gaudino, Hojbjerg e, incluso, el propio Ribéry y Götze. Dentro del 3-4-3, con Alaba como comodín posicional y Alonso fijo en el centro, los interiores se abren en diagonal hacia afuera, penetrando por las bandas y generando una integración diagonal hacia adentro de los laterales y extremos, quienes se suman sobre el centro. El efecto crea una polivalencia de jugadores y una sobrepoblación bávara en el área rival que le permite robar el balón cuando lo pierde y tener más opciones de pase para romper la defensa contraria.

Los volantes generan gol, provocan gol y hacen gol

De igual forma, los interiores ganan protagonismo como poseedores del balón pero como posibles receptores de gol también. Ya sea por izquierda o por derecha, los interiores no solo son una generación de fútbol sino una finalización del mismo. Jugando como interior, Götze ha conseguido cinco de sus siete goles en Bundesliga, mientras que Rode lleva dos anotaciones en liga y hasta Lahm se ha rencontrado con el arco rival. Alaba suma un gol jugando como interior, mientras que Schweinsteiger ya se unió a la ruleta de goles y asistencias, sin dejar de mencionar a Xabi Alonso y sus tiros libres a ras de piso. Los volantes generan gol, provocan gol y hacen gol. El Bayern se vuelve un equipo más completo en ofensiva.

El triunfo del "Falso 9" con un auténtico nueve

En ataque las cosas también han sufrido alteraciones considerables que ameritan análisis a profundidad. El gran fichaje del Bayern, Robert Lewandowski, se anunciaba como otro proyecto fallido más a la lista de delanteros "frustrados" por los sistemas de Guardiola. Eto'o, Ibrahimovic y Mandzúkic habían sido pruebas contundentes de que ningún centrodelantero pudo era capaz de encajar en la idea del "Falso 9". Sin embargo, el polaco ha roto el esquema y disfruta de una credibilidad impresionante en su nueva función.

Lewandowski ha encajado a la perfección como "Falso 9", retrasando o abriendo su posición y generando llegadas, dando asistencias y marcando goles

Volcado sobre la izquierda y abriéndole paso a los interiores y extremos para jugar de delanteros centrales, Lewandowski ha encajado a la perfección como "Falso 9", retrasando o abriendo su posición y generando llegadas, dando asistencias y marcando goles. Si bien su proporción goleado ha sido notablemente más baja (producto mismo de su nueva demarcación), es de resaltar la vitalidad del polaco en la generación ofensiva del equipo y lo curioso de como ha encontrado los goles en esta temporada. La confusión defensiva que genera un Lewandowski demasiado escurridizo es una innovación propia de la evolución bávara. Es el "9" siendo "Falso 9", es el centrodelantero jugando de nexo o hasta de extremo, es el nuevo modelo de ataque que proporciona un mayor equilibrio goleador dentro del equipo y una plusvalía en cuanto a ideas en ataque.

Con su nueva perspectiva, Lewandowski le permite al Bayern posicionar más gente de cara al gol y evitar el volverse predecible para sus rivales. Sin un nueveo referencial, jugadores como Robben, Götze y Müller han tenido mayor protagonismo goleador, llegando incluso a ver al holandés como máximo romperredes de su equipo a nivel de liga y a Müller en Champions. La fluidez ofensiva del Bayern impresiona y la forma en como son varias las opciones de gol hacen que el equipo adquiera una peligrosidad fulminante, algo que había perdido en la recta final del curso anterior.

Lewandowski ha logrado adaptarse a la idea futbolística de Guardiola. // (Foto de goal.com)

Variantes por llegar y una nueva perspectiva Guardiolista

El punto final de la evolución ha sido la utilización de ambos sistemas en el mismo partido

Para Guardiola, en su nuevo dibujo táctico caben todos. La ruleta de lesiones que el Bayern ha vivido en esta temporada ha visto como a Alonso lo cubre Schweinsteiger y a Lahm lo cubre Rode, pero el equipo no se altera. Dante oxigena a Benatia y Boateng, mientras Götze, Robben, Ribéry y Lewandowski se alternan posiciones o, incluso, llegan a jugar juntos con el francés y el héroe del Maracaná como extremos reconvertidos. Rafinha se para hasta de central y Bernat ya jugó un partido como stopper zurdo. Las variantes parecen no tener fin y la lista de recuperados empieza a engrandecerse.

El punto final de la evolución ha sido la utilización de ambos sistemas en el mismo partido. La rapidez con la que el Bayern cambia de un sistema a aniquilado la resistencia táctica de muchos rivales y ampliado el rango de la peligrosidad de la Filarmónica de Múnich. No es una cuestión de obsesionarse con una sola idea, es una cuestión de adaptarse al rival, entender sus debilidad y virtudes, camuflajearse para confundirse con el ambiente y generar una mayor gama de variantes de las que se pueda echar mano para lograr un solo objetivo: alcanzar títulos.

Bayern Múnich 4-3-3
Bayern de Múnich 3-4-3


La evolución continúa y el Bayern aún debe afinar detalles. El perfeccionismo histérico de Guardiola no dejará que la maquinaria bávara se acomode por segunda vez y pierda gas en su camino hacia un salto importante en su concepción de juego. Las lesiones se curan y los lesionados vuelven. Las variantes aumentan y las posibilidades siguen siendo infinitas en la cabeza del catalán. Tras dársele por muerto, regresó más fuerte, más potente, más vertical, más agresivo. El Bayern no solo es evolución táctica sino que emocional. Se corre hasta el final, se desangran por la camiseta, se lucha por cada balón y se deja cada vez menos espacio a quienes no gusten de fungir como auténticos obreros de construcción. La evolución es integral. La evolución es vida.