El quinto partido correspondiente al grupo C de la presente edición de UEFA Champions League era distinto para el Benfica y sus aficionados. Los encarnados visitaban el destino más lejano posible: Astaná, Kazajstán. Llegaban a la capital kazaja para enfrentar al equipo que recibe el nombre de la ciudad, único representante del país con fronteras euroasiáticas en la competición. Dada la situación geográfica en la que se sitúa el Astana Arena, moderno estadio de césped artificial en el cual el Astana hace de local, el encuentro se disputaría a una hora poco común. A las 16:00 horas inauguraban Astana y Benfica la jornada de miércoles de Champions League, en un partido en el cual las águilas intentarían cumplir los pronósticos y llevarse los tres puntos.

No lo tendrían fácil, pues el Astana demostró ante Atlético de Madrid y Galatasaray que no es fácil de roer en su campo, manteniendo hasta el momento inexpugnable su territorio. Campeones de la Premier League kazaja en la última jornada en una definición para el recuerdo, los participantes más exóticos de la principal competición de clubes de Europa aún llegaban con posibilidades de mantener el sueño europeo, por lo que en ningún caso iban a vender barata la derrota.

En el otro lado, el Benfica. Llegaba al choque crucial tras sufir el pasado sábado otra derrota traumática ante su máximo rival, el Sporting de Portugal en Taça de Portugal. Por ello, ven la Champions League como una vía de escape, y es que es en ella donde los pupilos de Rui Vitória han conseguido los mejores resultados, posicionándose líderes del grupo C con 9 puntos, dos más que el escolta Atlético de Madrid y aventajando en cinco unidades al tercer posicionado Galatasaray. Con el largo viaje como principal lastre, pero con el objetivo de conseguir un resultado favorable, los lisboetas buscarían la clasificación y el aliciente económico que ello supone para el club, en una etapa complicada para las arcas benfiquistas.

Jiménez forcejeando por un balón. Imagen: maisfutebol.

La pegada kazaja castigó al Benfica

Al igual que en sus dos partidos anteriores como local, ante Atlético de Madrid y Galatasaray, el Astana comenzó sin miedo ante un rival a priori superior como el Benfica. Desde los primeros minutos de juego ya se podía observar la que iba a ser la tónica del encuentro, marcado por una lucha intensa por ganar el centro del campo y la posesión del balón. En esa batalla, el griego Andreas Samaris era el hombre clave benfiquista, al ser el jugador más defensivo del centro del campo encarnado, y el encargado de enfrentarse a Cañas, Maksimović y compañía.

Con el paso de los minutos los encarnados se asentaban en el terreno de juego, llegando cada vez con mas asiduidad a la portería defendida por Erić. Remates lejanos de los hoy encargados de ocupar las bandas en ataque, Renato Sanches y Gonçalo Guedes causaron las primeras sensaciones de peligro al equipo local, que buscaba un contragolpe para convertirlo en letal.

Cuando mejor parecía que estaban los lusos en el partido, en el minuto 18 se iba a producir una acción que cambiaría el devenir del encuentro. Una gran arrancada de Kabananga desde la banda izquierda, y un posterior centro medido al segundo palo acabó siendo rematado de cabeza por Twumasi, libre de marca tras un despiste de Eliseu. De esta manera, y después de avisar en una ocasión anterior, el ghanés adelantaba a los locales haciendo saltar las alarmas en el banquillo benfiquista. Tras el primer gol, el Astana mejoró y opacó el juego benfiquista, lo que provocó que en el minuto 31 Aničić aprovechara otro error de la zaga benfiquista, y elevándose más que cualquier otro convirtiera el segundo tanto ante la perplejidad de Júlio César.

El Benfica estaba totalmente desconcertado. No jugaba mal, llegaba al área contraria, pero perdía dos a cero en media hora de juego. Sin tiempo que perder, rápidamente retomó la buena dinámica y volvió a llegar con facilidad a la zona de peligro. Un remate de Pizzi, y otro casi consecutivo de Jonas Gonçalves estuvieron cerca de ser el primero de los benfiquistas. Sin embargo, el gol que acortaría distancias iba a ser obra del mexicano Raúl Jiménez, que también de cabeza logró superar a Erić, metiendo nuevamente en el encuentro al conjunto de Rui Vitória, que cuatro minutos antes del descanso veía mejorada notablemente su situación.

Renato Sanches, uno de los mejores del conjunto encarnado hoy. Imagen: abola.

Jiménez rescató el ansiado punto

Inició la segunda mitad, y a menos de dos minutos de la reanudación Gonçalo Guedes tuvo en sus pies el empate. Una rápida arrancada de Renato Sanches dejó solo a Guedes ante Erić, ganando la partida el guardameta local. Pese a este temperamental inicio benfiquista en busca del empate, los siguientes minutos no fueron buenos para las águilas, que se vieron dominadas por el equipo local. El tridente formado por Foxi, Kavananga y Twumasi se asociaba y Júlio César salvaba a los lisboetas del desastre. Merecía el tercero el Astana, cuando pasado el minuto 70 y por la caprichosidad del fútbol Raúl Jiménez se encontraba con un balón dentro del área visitante, y con un remate poco ortodoxo convertía el segundo gol en su cuenta personal, igualando el marcador para la felicidad de los suyos.

Ciertamente esta sería la última acción de peligro del choque, que se diluía a medida que pasaban los minutos, con un empate que dejaba satisfechos a ambos. Pues el punto permite al equipo kazajo mantenerse con claras intenciones de acceder a Europa League, mientras que para el Benfica significa la clasificación matemática a octavos de final de Champions League.

Astana (2)

Benfica (2)

Erić 5 Júlio César 6
Ilić 5 Sílvio 5
Postnikov 5 Lisandro López 4
Aničić 7 Jardel 4
Shomko 6 Eliseu 4
Twumasi 8 Samaris 6
Cañas 6 Renato Sanchez 6
Maksimović 6 Gonçalo Guedes 6
Foxi Kéthévoama 8 Pizzi 6
Kabananga 7 Jonas 6
Muzhikov 5 Jiménez 8
Sustituciones
Schetkin - Talisca 6
Zhukov - André Almeida 5
Dedechko - Cristante -