Finaliza, gracias a Dios, esta horrible temporada en Stamford Bridge. Un Stamford Bridge que está apagado y sin brillo. Resignado ya ante una campaña que debía ser la de la consagración del equipo como dominador en Inglaterra y que ha terminado con un plantel descompuesto y sin ideas, plantel para el que cada partido era una nueva final, otra final, siempre con la presión de la derrota encima.

Una presión que claramente ha pesado en este Chelsea. Y es que el mal comienzo de temporada junto a un Mourinho que no supo reconducir la situación condenaron al equipo londinense a pasar del cielo de la Premier League al infierno pocos meses después. Porque si la décima posición es horrible, que lo es, el decimosexto lugar que llegó a alcanzar el equipo en esa misma jornada 16, estando a un solo punto del descenso, significó el desastre más absoluto del modelo Mourinho en Stamford Bridge.

Y no es que Hiddink haya reconducido la situación del todo, pero, sobre todo en Liga, supo darle al equipo una pequeña seguridad para dejar de caer derrotados en cada jornada. Eso sí, en Champions y FA Cup, fue diferente. Finalmente, la campaña acaba de una manera horrorosa, sí, pero ya con la mirada puesta en el futuro cercano que supone la llegada de Antonio Conte al banquillo blue, en el que el italiano tiene mucho trabajo por delante. Ahora bien, empecemos desde el principio.

Pretemporada y mercado de fichajes

La caótica temporada blue comenzó con numerosos movimientos en el mercado de fichajes estival. Más de 20 jugadores, la mayoría de ellos jóvenes cedidos, tomaron la puerta de salida. Entre ellos, destacan nombres como el de Salah, que salió del Chelsea por 1,5 millones en dirección a la Roma, con la que ha cuajado una gran temporada y que tiene a la Fiorentina detrás de él; Filipe Luis, vendido por 15 millones al Atlético de Madrid; Cech, que llegó al Arsenal por 14 millones, o Cuadrado, cedido a la Juventus por un millón y medio de euros. Otros jugadores como Van Ginkel (PSV), Oriol Romeu (Southampton), Marko Marin (Trabzonspor), Kakuta (Sevilla) o Musonda (Real Betis), abandonaron el club.

Y frente a estas numerosas salidas, no se produjeron grandes fichajes. Llegaron Falcao, en calidad de cedido; y Pedro, Baba Rahman, Miazga y Kenedy por más de 55 millones de euros en total. Por primera vez en muchos años, el Chelsea gastó poco más de lo que ingresó.

Chamberlain dispara para poner el 1-0 | Foto: FA
Chamberlain dispara para poner el 1-0 | Foto: FA

La pretemporada del equipo de Mourinho empezó con la International Champions Cup americana, en la que el Chelsea no ganó ningún partido después de empatar con PSG, que se proclamaría campeón, y Barcelona, conjuntos más fuertes a priori que con los que cayeron los de Mourinho: New York y Fiorentina. A partir de ahí la preparación fue encaminada a la disputa de la Community Shield ante el Arsenal.

Y a menos de una semana para empezar la Premier League, el Chelsea cayó en la final del primer título de la temporada ante su rival de la capital por un gol a cero, tanto anotado por Chamberlain mediada la primera mitad. Este fue el once inicial que sacó Mourinho para el primer título de la temporada. Pero este primer mazazo fue bastante suave en comparación con lo que venía.

Inicio desastroso de temporada: adiós a la Premier

Demasiado pronto dijo el Chelsea adiós a revalidar el título de liga. Un empate a dos ante el Swansea en la primera jornada de competición fue tan solo la premonición de lo que se le venía encima al equipo londinense. Y es que, a la semana siguiente, el City de Pellegrini le dio un baño que dejó noqueados a los de Mourinho. Un 3-0 en Manchester que encendió todas las alarmas en Stamford Bridge.

La llegada de Pedro al equipo de Mourinho dio un soplo de aire fresco a los Blues, que vencieron al West Brom por 2-3, no sin sufrir, y con una exhibición del extremo español. Pero la esperanza se perdió con las dos siguientes derrotas, ante Crystal Palace y Everton.

Arnautovic anota el 1-0 del Stoke ante el Chelsea | Foto: Getty Images
Arnautovic anota el 1-0 del Stoke ante el Chelsea | Foto: Getty Images

Llegaba el Arsenal a Stamford Bridge, y la victoria por 2-0, no sin polémica (recuerden las provocaciones de Diego Costa), fue un claro espejismo con lo que se vino después: un empate a dos en Newcastle y una dolorosa derrota en Londres por 1-3 ante el Southampton para recibir octubre. En la jornada 8, revalidar el título era ya una quimera, sumando solamente ocho puntos de 24, y estando a diez del liderato.

Hundimiento total, coqueteo con el descenso y despido de Mourinho

Pero los Blues no habían tocado fondo. Tras un sencillo partido frente al Villa en casa (2-0), llegó el coqueteo ya claro con los puestos de descenso a la Championship: tres derrotas consecutivas, frente a West Ham, Liverpool y Stoke, dejaban al vigente campeón a solo tres puntos del abismo, con 11 unidades en 12 jornadas, y ya a diez puntos de puestos europeos. Solo los siguientes resultados demostraron que un cambio de rumbo era necesario.

Tras una nueva victoria ante el Norwich, con la que Mourinho, junto a la buena marcha del equipo en Champions, tomaba aire, llegaron otros tres desastres que sentenciaron definitivamente al portugués: empate ante el Tottenham, derrota en casa frente al Bournemouth y baile del Leicester. La segunda etapa de ‘The Special One’ en Londres estaba acabada. Fue su segundo entrenador, Steve Holland, el que dirigió el partido frente al Sunderland (3-1 para los Blues), con un Guus Hiddink que se haría cargo del equipo hasta final de temporada. Este fue el último once de José Mourinho, en la derrota por 2-1 ante el Leicester que, a la postre, sería campeón.

Ridículo en Capital One; la Champions, válvula de escape blue

A la pregunta de si hizo algo bien Mourinho en esta temporada, la respuesta es sí: la fase de grupos de la Liga de Campeones. Cuatro victorias, dos derrotas y un empate metieron al Chelsea en octavos de final de la máxima competición continental. Pese a tener que jugarse la clasificación en la última jornada, debido a que una carambola con tres equipos implicados podía dejar fuera a los de Mourinho, el equipo londinense rindió bien venciendo al Oporto en Stamford Bridge y buscando la suerte en el sorteo. Suerte que no llegó.

La Capital One fue otra historia. Tras la victoria frente al modesto Walsall en septiembre (1-4), el Chelsea cayó en la siguiente ronda frente al Stoke. Y eso que mereció pasar. Dominó todo el encuentro, pero el tanto de Walters en el minuto 52 obligó a los Blues a arriesgar, y, aunque el gol del empate llegó gracias a Remy en el minuto 90, la lotería de los penaltis no sonrió a un equipo que disputó la prórroga con un jugador más y desaprovechó múltiples ocasiones para hacerse con el partido. Tuvo que ser Hazard, una de las decepciones de la temporada, el que erró en el quinto penalti, entregando el pase a cuartos al Stoke.

Remontada con Hiddink que reabre la posibilidad europea

La llegada del técnico holandés a Londres abrió una puerta a la esperanza para un club hundido en la zona baja de la tabla y cerca, demasiado cerca, del descenso de categoría. Y aunque el cambio no fue drástico, sí que se abrió una enorme racha para el equipo: nada menos que 15 partidos sin perder en Premier League, lo que, en comparación con la primera mitad de campaña, era toda una sorpresa. Y es que el Chelsea pasó de la decimosexta posición a la décima en la jornada 32, sumando 44 puntos y colocándose a solo cuatro del Liverpool, que ocupaba la séptima plaza que podría dar acceso a Europa. Y todo ello con un partido menos, que además era contra el mismo Liverpool. A pesar de todo, la temporada aún se podía salvar.

Terry celebra el 3-3 ante el Everton, gol marcado en el minuto 97 | Foto: Chelsea
Terry celebra el 3-3 ante el Everton, gol marcado en el minuto 97 | Foto: Chelsea

Y es que mejoraron muchas cosas en Stamford Bridge con la llegada de un Hiddink que trató de transmitir tranquilidad, dentro de la enorme presión a la que se enfrentaban, a la plantilla blue, que, poco a poco, fue creyendo algo en sí misma y recuperando una confianza que parecía definitivamente perdida.

Las caídas en Champions y FA Cup, duros golpes para los Blues

A pesar de la horrible temporada, todavía quedaban dos títulos para poder salvar la temporada. El primer puesto de grupo en Champions League podía ayudar al equipo blue a llegar a cuartos de final para, a partir de ahí, tratar de competir al máximo y buscar la hazaña. Pero en octavos tocó uno de los peores rivales posibles junto con la Juventus: el PSG de Laurent Blanc. Y aunque el favoritismo parisino era claro, los de Hiddink plantaron cara, y vaya que si la plantaron.

En el Parque de los Príncipes, los londinenses buscaron cerrar huecos y jugaron a la contra, pero el resultado fue de 2-1 aunque pudo ser peor también para los intereses blues. El partido de Stamford Bridge empezó mucho mejor, con el equipo local buscando el tanto que diera la vuelta a la eliminatoria. Sin embargo, un gol de Rabiot ponía las cosas muy difíciles; aunque Diego Costa puso a los diez minutos el 1-1: el Chelsea seguía ahí, a un solo gol de forzar la prórroga. Pero todo lo que podía ir mal fue mal: primero, el propio Costa se tuvo que marchar por lesión, dejando a su equipo sin casi referencia ofensiva. Por si fuera poco, Ibrahimovic dio al traste con el esfuerzo local y colocó el 1-2 definitivo. Como si fuera una reedición, el Chelsea caía de nuevo en octavos y de nuevo ante el PSG. Ya solo se podía salvar la temporada con la FA Cup.

Competición la FA Cup en la que el equipo de Hiddink logró pasar tres rondas: ante los modestos Scunthorpe (2-0) y MK Dons (1-5) y ante un Manchester City que pagó el pensar en la Champions cayendo por 5-1 en el que fue sin duda el mejor partido de la temporada en Stamford Bridge. Sin embargo, el Everton, con Lukaku a la cabeza, apeó a los Blues en cuartos de final, con dos goles del holandés en los minutos 77 y 82, tantos que noquearon al Chelsea y le dejaron fuera de la única competición que le quedaba. La casi imposible búsqueda del séptimo puesto en Premier era la única manera de poder lograr un puesto europeo para la siguiente temporada. Este fue el once tipo de Hiddink.

Final de temporada pensando en la próxima

Pero las opciones de séptimo puesto se esfumaron pronto. La derrota en Gales ante el Swansea dio al traste con las pocas posibilidades de los de Hiddink: los Blues, en un partido en el que el empate hubiera sido lo más justo, no pudieron remontar el gol de Sigurdsson mediada la segunda mitad. Por si esto fuera poco, el City, que se estaba jugando el cuarto puesto, se llevó los tres puntos de Stamford Bridge con un claro 0-3, en el que el ‘Kun’ Agüero anotó el triplete que, ya sí, dejó al Chelsea sin opciones. Poco interés tenían los cinco últimos encuentros, de los cuales los de Hiddink ganaron tan solo uno, empatando tres y perdiendo uno. La mayoría de futbolistas, por no decir todos, pensaban ya en sus respectivas selecciones, estando la Eurocopa a la vuelta de la esquina, y en la nueva temporada con Antonio Conte como seleccionador.

Conte se hará cargo del Chelsea en cuanto termine la Eurocopa | Foto: Getty Images
Conte se hará cargo del Chelsea en cuanto termine la Eurocopa | Foto: Getty Images

Y a partir de ahora, una vez finalice la Eurocopa de Francia, el Chelsea empezará la pretemporada con amistosos, esto no para. Ya el día 16 de julio, los Blues se medirán al Rapid de Viena, no saliendo de Austria para enfrentarse cuatro días más tarde al Wolfsberger. Después, largo viaje “cruzando el charco” para llegar a América y disputar la ya clásica International Champions Cup ante Liverpool, Real Madrid y AC Milan. El Chelsea empezará a luchar, dentro de menos de dos meses, por volver a la élite del fútbol inglés y europeo, y en VAVEL se lo contaremos.

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Sobre el autor
Javier Diez Colino
Coordinador General de Fútbol Internacional. Redactor en las secciones de Inglaterra, Italia y Portugal. Fútbol es fútbol.