Victoria plácida la de hoy en White Hart Lane. Como se suponía, los chicos de Mauricio Pochettino se impusieron sin muchas dificultades ante un Hull City que, en la zona baja de la tabla, está necesitado de puntos.

Pocas novedades en los locales respecto a lo que se esperaba. Respecto al partido del domingo frente a los Red Devils, el entrenador argentino no decidió hacer grandes variaciones en el once inicial. No se la podía jugar. Solo entró Sissoko por Heung-Min Son y Dier por Dembélé. Por parte de Mike Phelan tampoco se dieron variaciones en los once jugadores que saltaron al césped desde el  minuto uno.

Rueda el cuero y el fútbol control 

El partido comienza tímido, sin grandes acercamientos a portería rival por parte de ninguno de los dos. Pero en el minuto 13 Eriksen marca un golazo. Una gran jugada de Rose en la que se aprovecha el enorme hueco a la espalda de la defensa con un balón en profundidad. El lateral zurdo corre hasta línea de fondo y ahí le da un pase a su compañero que llega para pegar un zurdazo al balón metiéndolo por la escuadra sin que Marshall pueda hacer nada.

Un gol merecido el Tottenham llevaba dominando desde el inicio del partido. La presión intensa y la paciencia para sacar el balón jugado, sin dar pelotazos, tenían gran parte de culpa. También algunas acciones individuales de  jugadores como Sissoko, Eriksen o incluso Vertonghen, cuando en los minutos finales de la primera parte se plantó en el área con una excelente cabalgada,  creaban algún peligro sobre el arco de los Tigers.

Aunque las mayores ocasiones llegaban de dinámicas combinaciones entre los atacantes del equipo de Pochettino. Paciencia para en momentos determinados meter una marcha más y, mediante velocidad y precisión, hacer temer al portero rival por sus redes. El partido por momentos se rompía lo que siempre beneficia al que tiene jugadores más rápidos y al que va por detrás. Así se aprovechaba el Hull City para dar algún que otro zarpazo, eso, sí, siempre detenido por el centinela galo que tiene por nombre Hugo LLoris.

Tras el descanso las cosas se fueron desmadrando poco a poco. El partido, con el paso de los minutos, se volvía una carrera de fondo en la que la meta era la portería rival. Pero el Hull en sus contraataques casi no conseguía llegar. Pero eso no es motivo de relajación, pues en el 59, tras una contra comenzada con un robo sobre eriksen en el que se pidió falta, incluso penalti por los más atrevidos, Livermore tiraba desde el punto de penalti. Otra vez reaccionaba el guardameta francés. En esta ocasión una auténtica parada de fútbol sala sacando el pie abajo.

El Hull volvía a dar cuenta de su fragilidad defensiva por la banda. Dier ponía una pelota en profundidad para Walker, que peleaba con el defensa. Y desde dentro del área, centraba raso al área pequeña para que cualquiera, incluidos defensores, al más mínimo toque metiera el esférico dentro de la portería. El que pudo conectar su bota con la redonda fue el que hace una hora real había abierto el marcador del estadio, Eriksen.

Ese gol hundió al Incredible Hull. Solo eso, sino que la entrada de Winks por el todavía desafinado Alli, ofreció más control al equipo local. Estaban asfixiando al visitante de la noche, no les dejaban un centímetro para asomar la cabeza fuera del área y respirar. En esta tesitura llegó el gol de Wanyama.

Ante el Tottenham no puedes conceder una falta al borde del área, no al menos si está sobre el verde el enganche danés. Christian Eriksen chutaba y Marshall solo podía despejar al palo con tan mala fortuna que el dorsal 12 de los Spurs se encontrara la pelota para solo tener que empujarla.

Los aficionados ya festejaban la victoria, cantaban en honor a su equipo. Gozaban del espectáculo de ver a un gallo de la capital domando a un tigre de Hull. Los Spurs enjaularon a la bestia que ya poco podía hacer. Unas pocas acometidas a la desesperada no son suficiente para batir a una de las mejores defensas que existen hoy en día en la Premier League y que llevan ya 16 jornadas sin hincar la rodilla ante nadie en su estadio.

El Tottenham, después de la derrota en Old Trafford en una contienda que para muchos mereció acabar en tablas, vuelve a la senda de la victoria. Después de la goleada al colista Swansea por 5-0, hoy tocaba 3-0 a otro colista para seguir soñando con acabar primero.