Esta edición de la Copa Confederaciones será la tercera que disputará la selección australiana de fútbol tras las de 1997 en Arabia Saudí –donde alcanzó el segundo puesto de la misma- y la de Corea y Japón del 2001 –en la que se alzaron con la medalla de bronce-, pero la historia futbolística de la inmensa isla ha hecho que esta edición sea la primera disputada desde la AFC, cuya copa ganó en 2015.
Viaje por la historia del fútbol australiano
El primer gran logro de los conocidos como Socceroos –término que agrupa “soccer” y “kangaroos”, o lo que es lo mismo: fútbol y canguros- fue su integración en el mundial de Alemania Federal en 1974 aunque no lograron pasar de la fase de grupos. Por aquel entonces el equipo estaba encasillado en la Confederación de Fútbol de Oceanía –la OFC- debido a encontrarse en ese continente, pero esa situación cambió hace unos años.
La superioridad australiana sobre el resto del continente oceánico no era solo visible en cuanto a territorio, pues el combinado futbolístico nacional también vapuleaba a sus rivales de la OFC con facilidad –llegando a anotar un 31-0 en 2001 a Samoa Americana-. Esa superioridad no se demostraba fuera del continente donde los australianos solían caer duramente derrotados, por lo que la decisión de renunciar a la OFC en pos de la AFC –Confederación Asiática de Fútbol- fue tomada en 2006.
Ese fue el año en el que el equipo nacional logró volver a un Mundial y, desde entonces, ha sido un fijo tanto en el de Sudáfrica como en el de Brasil de 2010 y 2014 respectivamente. En cuanto al torneo local -la Copa asiática- debutó en 2007, en 2011 terminó en segundo puesto y este pasado 2015 acabó ganándola, certificando así su participación en la Copa Confederaciones 2017.
La entrada en la AFC supuso también un incremento de la importancia del fútbol en el país, que era a menudo secundario en pos del rugby o del fútbol australiano –una variante con un campo ovalado y con el tiempo separado en cuatro cuartos- y producía que los buenos jugadores de fútbol emigrasen a otros países en busca de oportunidades. La mayor medida tomada para ayudar al deporte rey a su crecimiento fue la creación de la A-League con equipos como el Melbourne City –conocido porque David Villa pasó allí un tiempo antes de marcharse al NY City-.
La Copa asiática que dio la oportunidad
Tras el subcampeonato del 2011 la selección australiana llegó al torneo con un gran nivel de motivación y con una de las mejores plantillas de toda su historia –el mejor Ranking FIFA de la misma lo obtuvieron pocos meses antes del inicio- dispuestos a derrocar a las selecciones de Arabia Saudí, Baréin, Qatar, China, Corea del Norte y del Sur, Emiratos Árabes Unidos, Irak, Irán, Japón, Jordania, Kuwait, Palestina, Omán y Uzbeksitán y hacerse con el oro asiático.
Fueron encuadrados dentro del grupo A junto a Corea del Sur, Omán y Kuwait y pasaron como segundos de grupo por detrás del combinado coreano tras una derrota por 0-1 en el último partido del grupo que enfrentó a ambos conjuntos y serviría como preludio de la final del torneo.
Los cuartos de final hicieron que tuvieran que enfrentarse a China, otra de las selecciones favoritas a ganar la AFC, pero gracias a Tim Cahill como jugador más representativo de la selección pudieron anteponerse por 0-2. Las semifinales tuvieron el mismo resultado, esta vez ante unos Emiratos Árabes Unidos que se vieron claramente superados a pesar de que intentaron no ceder terreno a los Socceroos.
Tocaba entonces la ansiada final contra el único rival que había logrado arrebatarles la victoria y que se erigía como uno de los favoritos: Corea del Sur. El partido fue muy complicado y se llegó al término del mismo con un empate a uno en el electrónico que se tuvo que resolver en el tiempo extra. Un tiempo extra en el que los australianos tiraron de épica para marcar gol y llevarse la final con un 1-2 definitivo sin necesidad de llegar a la tanda de penaltis que hizo que la selección se coronase como campeona de Asia y certificase así su participación en lo que sería su tercera Copa Confederaciones.
Ahora comienza lo más duro
La clasificación, que se antojaba lo más complicado, ya ha sido conseguida; por lo que ahora aparece la necesidad mayor de disfrutar de la experiencia de una Confederaciones tras haberla ganado ante el anfitrión de la última que jugaron en el 2001. El sorteo ha decidido que el equipo quede encuadrado dentro del grupo B, grupo en el que también se encuentran Camerún, Chile y Alemania. Solo pueden quedar dos y el pase a semifinales se antoja complicado.
Camerún llega como campeona del continente africano y cuenta con varios jugadores de renombre, Alemania –a pesar de haberse dejado fuera de la convocatoria a muchos hombres que culminaron la cima del mundo futbolístico en 2014- llega como campeona del mundo y con un plantel muy joven, renovado y con ganas de demostrar que son el futuro inmediato de su nación; Chile por su parte es otra de las favoritas a llevarse el trofeo llegando al mismo tras una victoria ante Argentina en la final de la Copa América.
El último precedente amistoso antes de partir hacia la fría Rusia a disputar el torneo intercontinental no es esperanzador para los hombres de Ange Postecoglou, pues cayeron en el Melbourne Cricket Ground ante Brasil por un contundente 0-4 con doblete de Diego Souza y goles de Taison y Thiago Silva; pero si hay algo que no le falta a Australia son ganas de demostrar que desde su llegada a la AFC en 2006 pueden plantarle cara a rivales de otros continentes ya que cuentan con hombres destacados en todas las líneas del juego: desde Matthew Ryan en la portería hasta Tim Cahill en la delantera pasando por Sainsbury, Jedinak, Leckie o Kruse.